Ahora que varios exconstituyentes y otros líderes de la sociedad civil llaman a un debate sobre la refundación del Estado, vale la pena discernir sobre tópicos históricos y sobre el conocimiento de este. Empecemos por el modelo que destacados tratadistas han bautizado como Burocrático-Autoritario (BA) que caracteriza el período 1965-1985, y que aún se respira, no solo en el ambiente político y de mentalidades, sino en el institucional.
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La Constitución del 65 se caracterizó por la conformación de un modelo con fuertes rasgos represivos y autoritarios. Este modelo incluía una democracia electoral controlada y seguía las tendencias desarrollistas que estaban de moda en América Latina, inspiradas en organismos multilaterales dominados por tecnócratas capaces de colaborar con los gobiernos militares de la región. Esto alentó ciertos esquemas de planificación que se venían diseñando desde la década de los cincuenta y contribuyó a la conformación de una élite de familias industriales y agroindustriales, muchas de las cuales provenían de modelos de acumulación agrícola y terrateniente. Todo ello favoreció una forma de modernización asociada al crecimiento de las urbes metropolitanas y de las ciudades intermedias.
El análisis constitucional e institucional que propongo se inserta en un debate que busca determinar si la norma inspira, estimula e impulsa el bienestar de la nación. Esta aspiración solo puede evaluarse a través de sus resultados concretos, especialmente si estos son igualitarios e inclusivos. Escuchar hoy, por ejemplo, a la UNICEF informar que más del 60 % de la niñez indígena sufre desnutrición invita a reflexionar críticamente sobre la actual conformación del Estado y de la sociedad. Tanto los gobiernos democráticos como la Constitución, que ya cumple cuarenta años, siguen en deuda con las propuestas de desarrollo que comenzaron a gestarse desde la segunda mitad del siglo pasado.
Guardo como un tesoro el libro El Desarrollo Económico de Guatemala, elaborado por el Banco Mundial y publicado por la Tipografía Nacional. Este tiene una gran cantidad de recomendaciones, siendo la número 70: «Crear un sistema profesional de servicio civil, como un primer paso hacia el mejoramiento de la eficiencia en la administración pública, con un adecuado escalafón de salario, el cual sistema garantice la estabilidad de los empleos y tenga en cuenta fundamentalmente el mérito para las promociones».
De ello y de las contrataciones del Estado se sigue hablando casi con esos mismos términos, sencillamente porque las propuestas no han pasado de generalidades, y si bien hay iniciativas de ley estas son tímidamente discutidas hoy en día. El servicio civil está estrechamente vinculado con el mérito y las remuneraciones. Volver la mirada a lo ocurrido en la Plaza Central —frente al Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana— en 2015, y compararlo con la situación actual, demuestra que esta sigue siendo una deuda pendiente. Hoy, dicho espacio está ocupado por un liderazgo sindical magisterial que dista mucho de aquellos maestros que, en marzo y abril de 1962, encabezaron jornadas ejemplares en favor de la dignificación del Estado y de la sociedad.
Llama la atención que en las recomendaciones del Banco Mundial se mencionan que a esa fecha estaba en pleno funcionamiento la red ferrocarrilera nacional que transportaba la mayor parte del transporte de carga. Las líneas principales de la International Railways of Central America -IRCA- se extendían, según un mapa exhibido, desde Puerto Barrios en la costa atlántica hasta la ciudad de Guatemala (317 kilómetros), y de esta a Ayutla, en la frontera mexicana (286 kilómetros) vía Escuintla y Santa María. Y un ramal importante se extiendía de Zacapa a El Salvador. Ello pudo haber continuado de una manera modernizante, como sucede en el mundo desarrollado, si la concesión ferrocarrilera finalizada a principios de la década de los setenta hubiera continuado con un buen relevo nacional. Hoy se habla de ese rezago iniciado en 1970, e insisto, el tiempo perdido: hasta los santos lo lloran.
Este y otros muchos ejemplos tienen la finalidad de contar con un buen entorno institucional orientado al desarrollo.
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