Hoy la advertencia es incluso más fatídica: la moda de las políticas de recorte del gasto social está trayendo aparejados sentimientos de odio y resistencia que, conjuntamente con las seculares polarizaciones geopolíticas, está elevando de sobremanera el gasto militar. En los medios todo mundo se sorprende del poderío militar de la antigua Persia en su lucha declarada, y ahora enconada en contra de Israel, que ha demolido la franja de Gaza a puro bombardeo capaz de penetrar los bunkers construidos debajo de hospitales por los seguidores de Hamas.
Como decía mi abuelo en uno de sus poemas: el mundo es una hoguera, y cada hombre es una llamarada. Vale la pena reflexionar sobre los entornos internacionales y el propio nacional; sobre el ascenso del gasto militar y no digamos también el de la propia seguridad civil, ante el embate de la pobreza, el descontento social, el narcotráfico y las polarizaciones que alientan la intolerancia y los fanatismos.
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El pasado 28 de abril del presente el Stockholm International Peace Research Institute publicó un excelente estudio, que titulado en español se traduce en: Sin precedentes el incremento en gasto militar global en Europa y el Medio Oriente. El análisis nos dice que en 2024 el incremento mundial del gasto alcanzó los 217 billones de dólares, lo cual representa una tasa anual del 9.4 % con respecto al año anterior. Se observan los mayores incrementos en Europa y en el medio oriente. A la fecha, este ascenso debe ser verdaderamente alarmante, al observar la escalada ofensiva Irán-Israel, que puede provocar una grave conflagración mundial.
El mismo estudio indica que los gobiernos están priorizando el gasto militar sobre otros; lo que es lógico porque bien se sabe en cualquier curso de iniciación económica que los recursos son escasos, susceptibles de varios usos, entre los cuales hay que optar.
Ahora bien, en los países que son el núcleo de las conflagraciones o conflictos, dicho ascenso es explosivo. En Rusia, por ejemplo, el crecimiento fue del 38 % con respecto a 2023, representando nada más y nada menos que más del 7 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Cabe agregar también que, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el gasto público alemán en inversión militar es el de mayor dinamismo de toda Europa Occidental. Y es así como toda Europa está entrando en una escalada que se muestra como imprevisible y escalable en el futuro mediato, tal como nos indica el estudio.
Y por si ello fuera poco, vale la pena remontar la vista hacia el Medio Oriente, siendo que en Israel, tan solo en 2024, dicho incremento alcanzó la increíble dinámica anual del 65 %, mientras que en Irán, en el mismo tiempo la tasa era negativa. Sin embargo, es evidente que la escalada actual tendrá un impacto fiscal verdaderamente importante en el futuro próximo.
Por otro lado, el pasado sábado las noticias internacionales, tipo CNN, enfatizaban no solo en el desfile militar organizado por el presidente Trump en Washington, D.C., y a la vez en el atentado criminal a dos legisladores de Minnesota y sus consortes. Y por si ello fuera poco, las manifestaciones en contra de la deportación de migrantes en 2000 ciudades de los Estados Unidos, algunas de las cuales terminaron en arrestos y uso de la fuerza de guardias civiles poderosamente equipados, ante el embate de las turbas.
Pareciera ser entonces que las discusiones sobre bienestar social y desarrollo, así como de protección social, estarán menguando ante la violencia común y de conflictos geopolíticos que hacen del planeta una llamarada en potencia. Concluimos así que resulta vital el restablecimiento de la democracia, y la forzosa y urgente respuesta de verdaderos partidos políticos, ante el embate del caos, la intolerancia y estupidez reinante por doquier.
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