Pero, traduciendo al español e intentando interpretar un tanto la publicación de Donald Trump, este busca darle una palmadita en la espalda a los senadores republicanos, calificando su trabajo de ESPECTACULAR por haber actuado como un equipo para aprobar una legislación importante que contribuye a implementar la denominada Agenda América Grande. Además, intenta dar una especie de «patada de arranque» —como las de las motocicletas— al proceso de reconciliación que, según la Casa Blanca, es necesario para impulsar las principales prioridades.
¿Y cuáles son esas?
Primero, restablecer el ingreso disponible de un amplio número de hogares mediante deducciones impositivas de todo tipo. Además, se otorgarían algunos créditos a familias rurales y adultos mayores, junto con el incentivo a clínicas en empresas privadas, la provisión de comida durante los almuerzos de la jornada laboral y tratos favorables a las empresas con menos de 50 trabajadores.
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Adicionalmente, busca cortar los beneficios de becas educativas públicas y de seguridad social. en especial para los trabajadores indocumentados que carecen de número de seguridad social. Incluso para quienes están bajo derecho de asilo, se les eliminarían algunos créditos fiscales que permanecían en el Código Tributario anterior, que, por cierto, con esta iniciativa ha sufrido incontables remiendos.
Lo que también llama la atención es el desincentivo a la inversión y consumo en energías limpias, en las que se incluyen enseres como: luces led, autos eléctricos y consumo de paneles solares, entre otros. La iniciativa desalienta tales enseres, principalmente cuando son importados, y coloca algunos breves tratamientos especiales a los producidos en suelo norteamericano.
La gran preocupación aquí es adelantar el vencimiento de créditos fiscales otorgados por la administración Biden en la inversión en tecnologías limpias. Lo que, innegablemente, hace a un lado la tradición occidental y europea por las inversiones vinculadas a la reducción de los denominados Gases de Efecto Invernadero (GEI), abordados en las últimas cumbres climáticas.
En cuanto al desestímulo a la inmigración ilegal, la iniciativa llega incluso a imponer un impuesto a las transferencias de los remesadores, que deben ser reportadas inmediatamente por las empresas que gestionan este aporte económico, obligándolas a estar debidamente registradas en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de América. El citado impuesto tiene como objetivo principal provocar una contracción de la oferta de divisas hacia los países con significativa diáspora, como Guatemala. Su espíritu es bastante claro: desestimular que estos países continúen alimentándose de la preciada divisa a través de las remesas, cuyo flujo es gestionado por las remesadoras, entre las cuales se incluyen los principales bancos del sistema. Estos bancos enfrentan una fuerte competencia por adueñarse del lucrativo negocio del envío de remesas, cobrando altas comisiones que recaen sobre el esforzado trabajador migrante.
En resumen, la iniciativa surge como respuesta a las advertencias de las tres grandes calificadoras de valores sobre los desequilibrios en la economía norteamericana, cuyo impacto, incluyendo el desbordado déficit fiscal, ha aumentado los riesgos económicos.
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