El médico y cirujano colegiado activo 4479, inscrito como profesional el día 17 de febrero de 1982, egresado de la USAC, regresó a casa luego de su práctica hospitalaria, que realizaba en Sololá. Venía muy triste y traía consigo un poncho que perteneció a un niño que había muerto por falta de recursos hospitalarios.
Señor director de la Policía Nacional […] el día de ayer, 3 de mayo de 1983, fue detenido mi esposo, doctor Ernesto Joaquín Gutiérrez Castellanos, entre las 8 y las 10 de la mañana en la terminal de buses de Jocotales, zona 6 […] fue trasladado a la subestación […] en donde lo tuvieron hasta las 12:30, según informes de los agentes de turno. Posteriormente lo condujeron al Segundo Cuerpo…
Nació en marzo de 1955. Su hermano lo recuerda como una persona consecuente con las necesidades de la población y que promovía el principio de ayudar a los demás. Daba consulta a las personas por donde vivía y, cuando se le preguntaba cuánto les cobraba, respondía: «No puedo cobrarles si apenas les alcanza para comprar medicinas».
… me avoqué al Segundo Cuerpo para [obtener mayor] información. Sin embargo, las personas encargadas de la misma negaron que estuviese allí…
Quizá no lo mataron, piensa su hermano. A veces me pregunto si lo volvieron loco y lo dejaron en la calle. Entonces, cuando veo a los indigentes con el pelo colocho, como aquel lo tenía, les miro la cara para ver si no es él. Su hermana recuerda que la mamá pensaba que, si aparecía muerto, por lo menos tendría adonde llevarle flores y recordarlo.
… volví a la subestación de Jocotales, donde me informaron nuevamente que había sido trasladado al Segundo Cuerpo de la Policía…
Para su hermana, él hizo aquello en lo que creía y que muchos querían hacer: cambiar la realidad y la injusticia social. Él se atrevió a ello y le quitaron la vida. Dejó un vacío eterno en su esposa, en su hijo, en su mamá y en sus hermanos. Pero también muchos vecinos y amigos se sintieron afectados, ya que su calidad humana y su determinada actitud de enfrentar las injusticias lo hacían una persona invaluable.
… viviendo esta situación de zozobra, me dirijo a usted para suplicarle su intervención adonde corresponda para solucionar mi caso, por lo que le estaré eternamente agradecida…
Se promovieron 15 exhibiciones personales entre los años 1983 y 1985. Su hermana interpuso una denuncia por plagio o secuestro en espera de que quizá así las autoridades del Estado se activarían e investigarían la situación del doctor Ernesto Joaquín Gutiérrez Castellanos, el Colocho. La información evidencia que policías vestidos de particular, fuertemente armados, lo abordaron entre la 8a. avenida y la 3a. calle de la zona 6, donde procedieron a subirlo en un vehículo. Hoy la madre del doctor ha fallecido y se llevó con ella el ya no poder verlo de nuevo. Hoy sus hermanos y su hermana desconfían del Estado y, en especial, de las fuerzas de seguridad. Si aparecieran sus restos, «aunque fuera una ceniza, pero saber que es él», quizá sentirían alivio. Podrían enterrarlo junto a su mamá y su papá.
Sirva esta columna como homenaje a su memoria y a su familia y como recordatorio a los demás de que está prohibido olvidar.
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