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Amy, se te agradece

En las horas posteriores a la masacre de Olso y Utoya, la muerte de Winehouse vino como un bálsamo para quienes ya estábamos haciéndonos muchas preguntas.
Tipo de Nota: 
Opinión

Amy, se te agradece

02 de Agosto de 2011
Palabras clave

Estoy parado en medio de la oscuridad casi total. Salvo por el tenue reflejo de la luz interior del carro en las nubes de tormenta colgadas en la atmósfera a cientos de pies, nada ilumina el cielo nocturno. Nada, excepto el reflejo distante del Sol que se asoma desde mucho más allá de la curvatura de la tierra y alcanza a iluminar las arenas blancas de Nuevo México.

Estoy intentando tomar fotos de una tormenta y los rayos y relámpagos me eluden. En eso ¡zaz! cae uno y parte el infinito con un destello de luz. Poco a poco la siento venir. La tormenta se acerca como el destino, inexorable, anunciándose con sonidos atronadores.

La siento en la piel, en la ropa, en la electricidad estática que se parece tanto a los campos magnéticos que se forman en el cuerpo antes de un primer beso. Su humedad se siente, menos tangible pero tantas veces más aterrador...

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