La captura de José Rubén Zamora y la agresión en contra del diario elPeriódico es sólo el último y, sin duda uno de los más graves, hechos violatorios al derecho humano y principio constitucional fundamental de libertad de expresión del pensamiento.
Giammattei y su pandilla avanzan, al mejor estilo de Daniel Ortega, en la consolidación de una dictadura, financiada por algunos empresarios y con el erario público.
Característica inequívoca de las dictaduras es la reducción de los espacios cívicos, es decir la vulneración de libertades fundamentales como la de asociación, de expresión del pensamiento, de reunión y de manifestación pacífica, todas recogidas en la Constitución Política de la República. El régimen de Giammattei las est...
Giammattei y su pandilla avanzan, al mejor estilo de Daniel Ortega, en la consolidación de una dictadura, financiada por algunos empresarios y con el erario público.
Característica inequívoca de las dictaduras es la reducción de los espacios cívicos, es decir la vulneración de libertades fundamentales como la de asociación, de expresión del pensamiento, de reunión y de manifestación pacífica, todas recogidas en la Constitución Política de la República. El régimen de Giammattei las está violando todas.
Giammattei fue el principal impulsor para que en 2020 se aprobara la denominada ley antioenegés, un ataque en contra de la sociedad civil organizada, tan burdo que la propia Corte de Constitucionalidad intervino, suspendiendo provisionalmente palabras en los párrafos que contienen las medidas más draconianas. Está liderando una gravísima campaña de acoso y persecución en contra de operadores de justicia, jueces y fiscales principalmente, honestos, íntegros e independientes, varios ya en el exilio para proteger sus vidas.
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La prensa independiente también está siendo blanco de ataques y acoso, lo que constituye una violación flagrante a la libertad de expresión y a numerosos acuerdos internacionales, de los que Guatemala es parte. La captura de José Rubén Zamora y la agresión en contra del diario elPeriódico es sólo el último, y sin duda uno de los más graves, hechos violatorios a este derecho humano y principio constitucional fundamental.
Se trata de una acción bruta y burda, que ya es otro escándalo internacional, acumulándose a los perpetrados desde el gobierno nefasto de Jimmy Morales. Con claridad contundente el gobierno de Giammattei se reitera en una caída en picada hacia la dictadura, que poco a poco nada tiene que envidiarle a la de Daniel Ortega que mantiene subyugada a Nicaragua.
La dictadura en crecimiento de Alejandro Giammattei se nutre de apoyos políticos de sectores oscuros e inescrupulosos diversos, como exmilitares señalados de crímenes de guerra, mega iglesias neo pentecostales con expresiones religiosas fanáticas, narcotraficantes, empresarios retrógrados, corruptos, alcaldes y diputados, y toda la ralea de compradores de impunidad que plaga a Guatemala. Y los enormes caudales de dinero que se requieren para satisfacer el apetito voraz de esta pandilla provienen principalmente del presupuesto público, a través de contratos amañados de adquisiciones públicas, especialmente de obra pública, plazas fantasma y casi de cualquier rubro.
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Pero también de un grupo de empresarios, no todos, es imperativo advertir, que, con un pragmatismo y egoísmo extremos, prefieren sacrificar a alguien como José Rubén Zamora y continuar apoyando a regímenes como los de Jimmy Morales y Giammattei, a cambio de privilegios y granjerías. Es la gente que está forrando de dinero a payasos fascistas como Ricardo Méndez Ruíz y su pandilla de la Fundación Contra el Terrorismo. Torpe y miope actitud de este grupo de empresarios, porque más temprano que tarde descubrirán con amargura, que estos fascistas muerden con facilidad la mano que hoy los alimenta y acaricia con dinero.
Ojalá que este escándalo de la captura de José Rubén Zamora convenza a los líderes y estrategas del sector empresarial organizado que, por acción de los colaboracionistas del régimen y por omisión de los empresarios honestos, que me consta que los hay, están alimentando un monstruo que no podrán controlar, y que pronto también les exigirán arrodillarse con obediencia ante personajes como Miguel Martínez, Consuelo Porras y otros, incluso peores. Como también ojalá que a la ciudadanía general nos abra los ojos que, con nuestra pasividad y apatía, también estamos alimentando a ese monstruo, con la diferencia que a nosotros hace rato que ya nos están pisoteando.
¿Cuándo vamos a entender, colectivamente, que un dictador llega hasta donde su pueblo se lo permite?
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