El trueno en la ciudad
El trueno en la ciudad
El hashtag #RenunciaYa, que resumió el espíritu de la protesta masiva del 25 de abril en la capital, parece insuficiente para las demandas actuales. La exigencia de dimisión se cumplió parcialmente, pero ya ha sido rebasada. La población continúa mostrando su inconformidad, cada vez de manera más intensa, y se ha convertido en un movimiento acéfalo que espera nuevos y más profundos resultados. Su manifestación en la capital ha sido creciente, inmensa. El trueno en la ciudad. Y el resto del país se incorpora. ¿Por quién suenan las cornetas?
La lluvia empezó a caer justo unos minutos antes de la hora a la que había sido convocada la protesta en la Plaza de la Constitución. Ambas llegaron a ser torrenciales. Las calles cercanas al punto de encuentro se habían quedado casi vacías, pero con sólo acercarse al parque central, el ruido de cornetas plásticas y gorgoritos daban fe de que la manifestación no se había ido a ningún lado, aunque algunos de los manifestantes hubieran buscado por un momento refugiarse de la lluvia.
El agua tampoco dispersó a miles de estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala, que se empezaron a empapar cuando su marcha estaba por entrar a la zona 1. Al contrario, la aglomeración que minutos atrás había bloqueado la avenida Bolívar parecía alentada por cada trueno. Y allí, en la 18 calle se reunieron con los estudiantes landivarianos, de la Universidad del Valle, de la Mariano Gálvez. Algunos se abrazaron.
Espoleados por la emoción, quién sabe si conscientes por la densidad histórica del instante, poco después llegaron a la Plaza de la Constitución, donde se sumaron a miles de ciudadanos descontentos. Las dificultades de movilización en la parte sur del parque central y calles aledañas daban la idea de una concentración aún mayor que la del 25 de abril, cuando la protesta pacífica identificada con el hashtag #RenunciaYa estuvo en su primera fase.
Su principal propósito en ese entonces era exigir la renuncia del binomio presidencial, pero con hincapié en la figura de la vicepresidenta Roxana Baldetti.
El objetivo se cumplió. Baldetti renunció el pasado 8 de mayo. ¿Por las protestas? La versión oficial establece que no. Según el Presidente, Baldetti se alejó del cargo para no interferir en las investigaciones. Según otras versiones, fueron factores políticos externos, como la diplomacia de los Estados Unidos, los que finalmente le dieron la caída a la exfuncionaria.
Ahora el objetivo había cambiado. Y también el ánimo era diferente, no sólo porque el sonido resultara más ensordecedor. En la del 16 de mayo parecía haber un ambiente más festivo. Con bandas de rock presentándose en el lugar y grupos de jóvenes que hacían de la protesta una festividad. ¿Esperanza? Si se toma en cuenta que las peticiones de los descontentos se han concretado en acciones, es posible que ese sea el sentimiento. Pero está mezclada. No ha desaparecido, ni de lejos, la indignación.
Mario Salazar, un manifestante de unos 40 años acompañado de su hijo menor de cinco, expresa que “el Presidente Otto Pérez Molina debe renunciar, pero no basta con eso”: todos los políticos señalados deberían devolver todo el dinero que el Estado perdió a causa suya.
[frasepzp1]
Un extremo de la plaza no podía saber qué sucedía en la otra. De esa cuenta, el himno de Guatemala se escuchó en varias ocasiones. Una de ellas fue frente a la Catedral metropolitana, donde estaban reunidos ciclistas y motoristas. Si la manifestación había adquirido tintes de fiesta, ésta se constituía por celebraciones simultáneas. Mientras la Horchata Regular Band tocaba, un grupo de manifestantes gritaba “Afuera” y saltaba al ritmo de una batería interpretada enérgicamente.
Ocasionalmente el humo emanaba de algún punto de la plaza entre la multitud. Eran las piñatas en representación de personajes políticos quemadas por separado después de haber recibido golpes hasta desbaratarlas.
Aunque frente al Palacio Nacional, la afluencia a la protesta fue inaudita (se calculan 60 mil personas), las manifestaciones no se limitaron al área metropolitana.
En la cabecera departamental de Quetzaltenango, las marchas salieron de las universidades y se juntaron en el parque, donde permanecieron hasta casi las 18:00 horas. La población quetzalteca ya había manifestado el 25 de abril. Según algunos de quienes protestaron, la asistencia el 16 de mayo fue dos o tres veces superior a la marcha anterior.
Algo similar ocurrió en La Antigua Guatemala, Sacatepéquez, donde avanzaron desde diferentes puntos de la ciudad para reunirse en el parque central, bajo el lema “La Antigua no se vende”. Antes de la concentración se habían llevado volantes a los municipios y aldeas cercanas. La multitud antigüeña optó por movilizarse por las calles cercanas y volver al parque en repetidas ocasiones. “Cada vuelta había más gente protestando”, afirma uno de los manifestantes. Luego de entonar el himno, la protesta permaneció hasta después de las 17:00 horas.
La edición chimalteca de #RenunciaYa aprovechó la marcha para pasar frente a las sedes del PP, Lider y la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y protestar frente a ellas. Estuvo conformada principalmente por estudiantes de la Usac y miembros del Consejo de Pueblos de Occidente (CPO), pero no dejó fuera a centenares de vecinos que ya esperaban la conclusión de la marcha frente al edificio de la gobernación departamental.
El evento también reunió a miles de pobladores en las cabeceras de Zacapa, Huehuetenango, San Marcos, Sololá, Quiché, Jalapa, Escuintla Suchitepéquez y Alta Verapaz. Hubo además convocatorias en el extranjero: Estados Unidos, Canadá, México, Austria y Argentina.
Totonicapán, a través de los 48 cantones, y Sololá, por medio de la Alcaldía Indígena, ya se habían manifestado el pasado 5 de mayo, cuando tomaron cuatro puntos de la Ruta Interamericana.
Un cambio de discurso
Además de una implicación mayor de la gente, las protestas se están convirtiendo en propuestas. En las pancartas se podían leer demandas enfocadas en reformar leyes como la Electoral y de partidos políticos, la de Servicio civil y la Constitución Política, entre otras. Otras pancartas proponían la depuración del Congreso y en algunas se planteaba la necesidad de refundar por completo el Estado.
La protesta en Chimaltenango planteaba dirigir la depuración del Estado también al poder local y regular la reelección de los alcaldes y miembros de los concejos municipales.
Pero aun si todas las protestas dan los resultados deseados, se necesitará buscar un consenso entre los ciudadanos sobre qué rumbo tomar. La dificultad de alcanzarlo se vislumbra como una amenaza a sus objetivos. Un análisis de coyuntura formulado por el Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac) presenta cuatro escenarios:
En uno de ellos, las protestas van perdiendo su intensidad y no se darían los cambios de raíz esperados. En un escenario contrario, las protestas darían sus frutos: renunciaría Pérez Molina, se procesaría a la exvicepresidenta y se producirían los cambios exigidos al sistema político del país. Un tercer escenario, definido como “el cisne negro”, implica un acontecimiento no previsto de consecuencias impredecibles que alteren por completo la coyuntura política.
En el escenario restante, la protesta se neutraliza a sí misma. En este caso, la protesta aumenta e involucra a sectores más organizados de la sociedad, pero las peticiones sectoriales prevalecen sobre las comunes. Los planteamientos ideológicos asustan a parte de los manifestantes y éstos optan por retirarse de las calles en beneficio de un sistema político que logaría así las presiones sociales.
¿Se está viendo ya este escenario? Nuevos personajes y entidades empiezan a aparecer tímidamente en las pancartas, en las consignas y en los malestares que la población menciona. Mientras algunos incluyen al empresariado organizado, otros arremeten contra los políticos en general o contra algunos partidos en particular. Al menos por el momento parece que la corrupción en las altas esferas de Gobierno sigue siendo el hilo conductor que mantiene integrado el movimiento. Y algunos comienzan a incorporar demandas sectoriales.
Así se transformó poco a poco
Las protestas fueron el modo que la gente encontró para sobrellevar la frustración desde que la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Público (MP) dieron a conocer la existencia de La Línea, una estructura de defraudación tributaria que operaba en las aduanas del país y que tenía entre sus dirigentes a altos funcionarios del Gobierno.
Fue la renuncia de la Roxana Baldetti la que hizo que las peticiones empezaran a cambiar según la coyuntura que atravesaba en ese momento el país, aunque nunca los manifestantes demandaron únicamente que rodaran cabezas. El argumento para exigir su dimisión era más bien despojarles de la inmunidad que brinda el cargo para que les procesaran sin ventaja.
El empuje ciudadano no se limitó a las concentraciones #RenunciaYa. Las decisiones de las instituciones del Estado con respecto al tema han estado acompañadas en las últimas semanas por la presencia de grupos más reducidos de personas protestando afuera de los edificios públicos.
Después de que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) determinara que había elementos suficientes para declarar con lugar el proceso de antejuicio contra la exvicemandataria, el pasado 6 de mayo, la presión de la sociedad se movilizó hacia el Congreso de la República, encargado de escoger una Comisión pesquisidora que evaluara el antejuicio.
“Baldetti, vos no estás solita. Junto a vos hay otras ratas que se deben ir ahorita”, cantaba la multitud afuera del Congreso. Al final de la tarde, había una comisión conformada por cinco diputados, en su mayoría por diputados de Libertad Democrática Renovada (Lider). Ellos se encargarían de darle al pleno de diputados los argumentos para determinar si el antejuicio procedía.
La multitud se dispersó, pero pronto volvería a juntarse en el mismo lugar.
Con la renuncia de Baldetti al día siguiente, la Comisión pesquisidora se volvió innecesaria, pero las noticias y los rumores seguían infundiendo temor entre muchos guatemaltecos. ¿Quién sustituiría a Baldetti?
El presidente les puso fin a las habladurías el 10 de mayo, con la presentación oficial de la terna que le presentaría al Legislativo para que éste se encargara de seleccionar al nuevo vicepresidente de entre los tres.
Pero la terna en ese momento era inconstitucional. El artículo 189 de la Constitución Política limitaba las posibilidades de uno de los tres, Carlos Contreras, debido a que es el Ministro de Trabajo y para optar al puesto tendría que haber renunciado seis meses atrás.
[frasepzp2]
La designación pasó entonces al diputado oficialista Oliverio García Rodas. Cuya partida del Congreso habría obligado a que su puesto lo ocupara Daniela Beltranena, asistente de Baldetti y quien se encontraba con ella en Corea del Sur el día que la Cicig y el MP dieron a conocer los resultados de la investigación sobre La Línea.
Con ambas ternas, el clamor de la muchedumbre plantada frente al Congreso era: “Ninguno de los tres”. En el interior del hemiciclo parlamentario, los diputados opositores se adueñaron de esta misma consigna para presionar al Partido Patriota (PP) y a Lider para que el mandatario enviara una nueva terna o al menos se atrasara la elección.
A pesar de tener más votos de los necesarios para elegir vicepresidente entre Lider y PP, la presión fue demasiada. Los diputados no votaron, la sesión se suspendió y Pérez Molina debió enviar una nueva terna al día siguiente.
El descontento continúa
El único cambio entre la última terna y la anterior es que ya no estaba García Rodas. En su lugar llegaba Alejandro Maldonado Aguirre, magistrado de la Corte de Constitucionalidad (CC). ¿Marcaba esto por fin el cese de las hostilidades de la población que se materializaba en protestas multitudinarias? Pronto se vería que no.
La CC no escapó de cuestionamientos en el período en el que Maldonado Aguirre perteneció a ella. Avalar las cortes aprobadas entre PP y Lider, sellar el final del período de Claudia Paz y Paz al frente del MP, anular la sentencia de genocidio y determinar que no se había cometido una ilegalidad cuando se pospuso la interpelación de Pavel Centeno como Ministro de Finanzas, fueron algunos de ellos.
La protesta del 16 de mayo fue la oportunidad para muchos de desahogarse también contra él.
Carteles que decían:
“Maldonado Aguirre, vos tampoco sos buena pieza. Ya no queremos más de este rompecabezas. ¡Corrupto!”.
“Maldonado, más de lo mismo”.
El resultado apunta a que las decisiones del PP serán criticadas en las manifestaciones, pero esto no es sólo contra el PP. La primera protesta se quejaba de la corrupción existente en el sistema actual y la demanda de transparencia y honradez en la gestión pública parece haber crecido. “No se trata de que renuncie el presidente. Lo que pasa es que ya estamos cansados de tanta corrupción”, exclama uno de los manifestantes del 16 de mayo. Muchas de las pancartas señalaban asimismo a los partidos políticos en vez de a uno solo de ellos, expresidentes y candidatos actuales también aparecen mencionados en los carteles de los manifestantes.
En especial uno: Manuel Baldizón, candidato presidencial de Lider.
Baldizón es el candidato presidencial que encabeza las encuestas. Quedó segundo en las elecciones pasadas tras enfrentarse en segunda vuelta a Pérez Molina. Sin embargo, su postura política no puede identificarse precisamente como oposición. Su partido en el Congreso estableció una alianza con el oficialismo y varias de sus iniciativas coinciden en contenido con las del oficialismo.
La forma más común de los manifestantes de demostrarle su enojo a Baldizón son las formas de parodia a la campaña de “me toca” que identifica en esta elección o simplemente dirigirse a él con un rotundo “no te toca” en las pancartas.
Pero en La Antigua, la protesta llegó a más. Durante un mitin del partido, decenas de personas con pancartas contra Baldizón se mezclaron con los simpatizantes vestidos del rojo característico de su partido para protestar abiertamente contra él. La presión llegó a tal grado, que el candidato no se presentó a pesar de que su llegada estaba prevista como el acto culminante del evento.
En Quetzaltenango ocurrió algo similar el pasado 10 de mayo. Mientras el Partido Patriota realizaba una actividad pública en el parque, un grupo de jóvenes se paseaba alrededor con carteles de protesta contra el Gobierno actual. A diferencia de lo ocurrido en la Antigua, la manifestación no alteró la actividad política, pero dejó claro la inconformidad constante.
Las marchas hasta ahora dan la impresión de haber funcionado para los descontentos. El Presidente prorrogó la permanencia de la Cicig, la vicepresidenta renunció y la terna para elegir al nuevo vicepresidente tuvo que cambiar tres veces. De momento las cornetas de las protestas han sonado por una causa común y, según el planteamiento del Ipnusac, su éxito dependerá de que así lo sigan haciendo.
Más de este autor