Fuera de esta contextualización informática global, me pareció muy interesante una nota publicada el 16 de enero que se titulaba: Formación política para promover la participación política de los pueblos indígenas, la nota en el estilo periodístico clásico muestra los avances que en el campo de la cooperación del gobierno y de la fundación Konrad Adenauer están teniendo los pueblos indígenas de América Latina en su lucha contra el “racismo institucional y la exclusión social” que sufren estos pueblos en sus respectivos países. Cabe mencionar que estos proyectos se quintuplicaron en América Latina especialmente desde 1992, algunos de corte esencialista y milenarista que hacen a un lado la realidad histórica del mestizaje americano que es un valor cultural en sí mismo.
La nota informaba lo siguiente:
“Cinco líderes indígenas latinoamericanos fueron invitados a viajar a Alemania para enterarse de primera mano sobre el funcionamiento de sus instituciones, el orden político y la influencia que ha tenido la integración europea. Los invitados provenientes de Bolivia, México, Chile, Honduras y Guatemala sostuvieron conversaciones con especialistas en el proceso de integración europea, representantes de parlamentos regionales y de medios de comunicación, entre otros. El recorrido de una semana incluyó conversaciones con abogados, jueces, parlamentarios y políticos, que explicaron el funcionamiento del orden jurídico alemán, del Tribunal Constitucional y el papel de los Estados y municipios en el sistema federal germano”.
Sin saber si la nota es una traducción de otra escrita en alemán, nos mostró varias facetas preocupantes en cuanto al tratamiento del tema étnico nacional, que por cierto, no es solo competencia de los pueblos indígenas, en tanto que no subsisten solos en la nación.
El apoyo financiero y político hacia el tema étnico, que regularmente se confunde con el tema comunitario lo cual es completamente distinto, ha formado a lo largo de casi tres décadas élites temáticas en el tema, no todas de origen indígena, hay que sumar a los especialistas que suelen llenar de contenido teórico los discursos que son de amplio reconocimiento en este tipo de teatros académicos.
El objetivo declarado de la fundación Konrad Adenauer es promover liderazgos que más que comulgar con los principios demócratas cristianos sean cajas de resonancia para lo que ellos consideran un desequilibrio en las relaciones étnico-políticas en Guatemala. Erradamente consideran que la no existencia de partidos políticos con corte étnico no refleja justicia para la que en innumerables ocasiones se presenta como la mitad de la población; sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística afirma que el 60% de la población corresponde a una cultura marcadamente occidental o ladina y el restante 40% está constituido por 13 grupos lingüísticos, altamente influenciados cultural y políticamente por el restante 60%. Frente a esa realidad sociocultural, los socialdemócratas alemanes intentan desarrollar la idea de órganos de Estado diferenciados culturalmente cuando aquello no existe en Europa misma. Los niveles de integración europea se producen entre naciones homogenizadas y dentro de ellas estructuras de partidos políticos, y gravitando un sinfín de organizaciones sociales, culturales y políticas y otra infinidad de organismos especializados. Cuando observan que amplios liderazgos indígenas se ubican en todo el espectro político electoral, desde la derecha conservadora hasta la izquierda post conflicto, no comparten que ello muestra la tendencia hacia la negociación, integración y ubicación de la diferencia cultural colectiva e individual de los indígenas en Guatemala.
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