Si bien la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) ha realizado un buen trabajo al intervenir empresas que en un momento fueron grandes evasoras, con esta medida se espera que los contribuyentes, de buena fe, vayan y paguen sus adeudos caídos en mora. ¿Qué tan efectivas han sido estas medidas?
Según la SAT, la administración de Álvaro Colom, en su amnistía (2011), pudo recaudar 705.7 millones de quetzales. Otto Pérez, 330.9 y 583.2 millones, respectivamente, a través de los...
Si bien la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) ha realizado un buen trabajo al intervenir empresas que en un momento fueron grandes evasoras, con esta medida se espera que los contribuyentes, de buena fe, vayan y paguen sus adeudos caídos en mora. ¿Qué tan efectivas han sido estas medidas?
Según la SAT, la administración de Álvaro Colom, en su amnistía (2011), pudo recaudar 705.7 millones de quetzales. Otto Pérez, 330.9 y 583.2 millones, respectivamente, a través de los acuerdos 257-2013 y 174-2014. ¿Cuál fue el costo para el fisco? Una suma similar a lo recaudado o posiblemente superior al considerar que, según el Código Tributario, la multa por evadir el pago del impuesto al valor agregado es equivalente al 100 % del impuesto evadido. Es decir, la SAT pudo haber recaudado más si hubiese seguido con su trabajo de llevar a instancia jurídicas las auditorías que realiza.
¿A quién se beneficia entonces? De esos 684 000 contribuyentes, el 70 % son pequeños contribuyentes. Ojo, que muchos de ellos podrían ser los ganaderos que pedían su exoneración del pago de impuestos y seguro aprovecharían para presentarse como responsables ante el fisco.
Es cierto que la evasión es uno de los grandes males que obstaculizan la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. De hecho, Guatemala, sin empresas públicas para pagar su desarrollo, debe acudir a los impuestos para financiarlo. Y una vía es disminuir la evasión, que, según datos que hemos calculado en el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, solo de ISR e IVA llega a los 20 000 millones de quetzales, cifra muy superior al presupuesto del Ministerio de Educación (por ejemplo). ¿Por qué, si la SAT tiene esa gran presa, se embarca en una iniciativa que, según las experiencias recientes, podría representarle 700 millones de quetzales?
Las dudas siguen surgiendo cuando el presidente Jimmy Morales anuncia que se construirán 1 000 centros del primer nivel de atención en salud con la contratación de un préstamo por 100 millones de dólares estadounidenses a través del Banco Mundial, el cual será ejecutado por el Fondo de Desarrollo Social (Fodes), entidad con múltiples señalamientos de corrupción. De hecho, si usted busca en Google «corrupción Fodes», le aparecerán 29 200 enlaces con referencias. ¿Acaso los técnicos del Banco Mundial no pudieron detectar lo opaco e ineficiente que es el Fodes?
Terminemos de comprender entonces la tragicomedia de la política fiscal de Jimmy Morales:
- Acto 1. Soy benevolente con evasores y los exonero del pago de multas, intereses y moras. Si usted estuvo al día en el pago de sus impuestos, gracias por participar. Esperamos que siga haciéndolo.
- Acto 2. Evoco nobles propósitos por atender, como la seguridad alimentaria, vía contratación de deuda, pero a través de una entidad sumamente opaca.
- Acto 3. Al menos una tercera parte de ese préstamo será para infraestructura.
¿Cómo se llama la obra?
¿Financiamiento electoral? Podría ser.
Explique, señor presidente. Si quiere garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los niños y los adolescentes, ¿por qué otorga una amnistía fiscal y propone contratar más deuda?
Por último, cierro con una frase que aprendí de Marita Perceval (directora regional del Unicef) en un reciente seminario en marzo: «Mientras pocos guardan la plata debajo del colchón para no pagar impuestos, miles de niñas y niños no tienen ni una cama donde dormir».
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