Lo que se busca con un sistema de previsión social es asegurar que durante la etapa de mayor productividad, las personas puedan ahorrar parte de su ingreso para financiar futuros periodos de necesidad en los que no se cuente con la capacidad de generar ingresos.
El sistema de previsión social en Guatemala está compuesto por tres programas base: el Programa de Invalidez, Vejez y Sobrevivencia (IVS, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS), el Régimen de Clases Pasivas Civiles del Estado (CPCE) y el Instituto de Previsión Militar (IPM). Adicionalmente, existen 13 programas complementarios y el programa no contributivo del Adulto Mayor de reciente implementación.
Como parte del Proyecto de Lineamientos de Política Económica, Social y de Seguridad 2011-2021 del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), se efectuó un diagnóstico del sector de previsión social en el país y se llegó a las siguientes conclusiones: a) hay poca cobertura, b) los pobres están fuera del sistema, c) los programas del Estado —como CPCE, el IPM y el programa del Adulto Mayor— están desfinanciados y d) los recursos del IGSS están mal administrados.
Respecto de la primera conclusión, se encontró que las personas no están ahorrando para su vejez. Los programas considerados como básicos apenas llegan a un 24% de la población Económicamente Activa (PEA), un aproximado de un millón 300 mil trabajadores. Es decir, la mayoría de la población trabajadora no se encuentra cubierta para estos riesgos. Además, la cobertura de los programas de previsión social ha disminuido con el tiempo, ya que cada vez son menos los trabajadores que ahorran para su retiro.
También se encontró que los pobres están desprotegidos. El sistema de previsión social solo abarca a una minoría de la población, que no incluye a los más pobres. No se cuenta con programas de ahorro previsional para el sector informal ni para los más necesitados.
El tercer punto hallado es que el actual sistema de previsión social no es sostenible en el tiempo. Más de la mitad de los recursos destinados al régimen de CPCE son pagados con impuestos. El IPM también requiere recursos fiscales adicionales. Las proyecciones indican que para el año 2014 el programa IVS del IGSS empezará a ser deficitario, si no se hacen modificaciones al mismo. Y lo más complejo es que el programa del Adulto Mayor se financia con deuda.
Asimismo, los fondos del IVS se podrían administrar mejor. En países como Uruguay y Chile, la rentabilidad de los fondos de pensiones supera el 28%, mientras que en Guatemala, el promedio para año 2009 fue del 9%.
Además, se requiere de un buen diseño de los programas para que cumplan su objetivo de ahorro para el retiro de las personas, sin poner en riesgo la estabilidad financiera del Estado. Actualmente, hay un desbalance dentro de los requisitos para tener acceso al sistema así como de los beneficios. Por ejemplo, la relación de tiempo que puede ser de 20 años de trabajo y 30 años de pensión. Las pensiones promedio pagadas varían según el programa. Mientras en Clases Pasivas la pensión promedio en 2009 fue de Q2,279, en el IVS fue de Q728 y en el IPM de Q2,178.
En este campo los desafíos son grandes. Para afrontarlos se recomienda. 1) Asegurar el financiamiento del sistema de previsión social a largo plazo con beneficios y aportes dentro del sistema. 2) Ampliar la cobertura para los trabajadores con opciones para el sector informal, empresas pequeñas y autoempleados que se encuentran fuera del régimen. 3) Tener opción a las prestaciones adecuadas y oportunas, que sean financiadas a lo largo de la vida laboral por medio de un ahorro permanente. 4) Contar con programas sostenibles financieramente sin que sean una carga para el fisco. 5) Evitar que el sistema previsional consuma recursos que tienen un alto costo de oportunidad. Es importante iniciar un diálogo de una reforma para los distintos programas que logre eliminar los costos para todos los guatemaltecos. ¡Un buen sistema permitirá una vejez digna!
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