Obviamente, como era de esperarse, una vez un tema adquiere relevancia mediática logra congregar a su alrededor a una serie de columnistas y provoca una variada serie de productos comunicativos que tratan de analizarlo a fondo. El correlato de este enunciado sobre la agenda setting es que cuando eso sucede, automáticamente se dejan de lado otros temas igualmente importantes, pero que su notabilidad se reduce al salir de la atención de los medios de comunicación. Por lo tanto, también pierden la atención de la sociedad, especialmente, de aquella porción que es usuaria de los medios de comunicación.
Y es que genera suspicacia la forma y el sentido que se le ha otorgado, por ejemplo, al tema de la iniciativa sobre el enriquecimiento ilícito. La atención se ha enfocado nuevamente en el Congreso de la República y todo lo que ha pasado y pasará respecto a dicha iniciativa no es otra cosa distinta a lo que siempre ha sucedido en el Legislativo. No hay nada nuevo. Nada de qué sorprenderse en cuanto a la actitud de los diputados, su falta de voluntad política, la falta de operatividad política del presidente del Congreso, la falta de compromiso de las bancadas, el uso de técnicas legislativas para retrasar las cosas, los mecanismos legítimos para matar un tema por medio de la creación de comisiones, etc. Por supuesto, a lo anterior también se aúnan las “expresiones” de ciudadanía. Los nuevos diputados no han hecho otra cosa que repetir las lecciones aprendidas de otras legislaturas.
Quienes se dedican a la política en sus más variadas expresiones en Guatemala conocen de sobra que cualquier tema que ponga en riesgo los privilegios y las prebendas de ciertos actores, provoca que estos sean capaces de movilizar recursos con el fin de evitar que el mismo sea discutido y por ende aprobado. No obstante, este tema no es lo importante. Lo que sí sorprende es que algunos asesores aprovechen estas oportunidades para lanzar un tema a debate para apagar otros de relevancia social. Y lo que más sorprende es que algunos medios de comunicación reiteradamente vuelven a repetir los esquemas antes señalados con poca capacidad reflexiva.
Obviamente no se puede dejar de lado un evento que está sucediendo, y mucho menos dejar de cubrirlo. Eso está claro. Pero la pregunta que queda en el ambiente, es ¿qué pasaría si dicho tema pasara casi inadvertido para el criterio editorial y se continuara dando seguimiento a la cobertura de algunos temas que se venían discutiendo con anterioridad? Bueno, fuera de que para algunos eso representaría pérdidas, ya que la gestión de temas en el espacio público muchas veces requiere de movilización de recursos económicos, para otros sería muy incómodo que los medios siguieran poniendo el dedo en la llaga en temas sensibles.
Y ahora al parecer hay temas que se han dejado de lado y que la iniciativa del enriquecimiento ilícito pretende ahogar. Por ejemplo ya van más de 150 días en el ejercicio del poder y siguen presentándose problemas en la gestión de la administración pública. El supuesto orden y saneamiento del cual se hizo mención durante la campaña no se ha concretado. Hay cosas que están tardando más de lo que se prometió. Eso será incapacidad o falta de voluntad para no entrarle a fondo, ya que “en arca abierta, hasta el santo peca”. Y es que algunos de los principales problemas que se enfrentan en los ministerios de Salud, de Comunicaciones, de Agricultura, de Cultura y Deportes están relacionados con el tema de transparencia. Si bien es cierto que este tema es complejo, también lo es que mal entendido se complica más. Y todo lo que no es transparente huele a opaco, secreto y corrupción. El tema de la transparencia no es de menor envergadura, debe seguir siendo importante en la agenda de los medios.
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