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Ratko Mladic y Efraín Ríos Montt

Los genocidas no sienten culpa. Pero cuando están detrás de los barrotes solo piensan en lo mucho de la ingratitud de sus paisanos, de cómo sirvieron y ahora los desechan.
Tipo de Nota: 
Opinión

Ratko Mladic y Efraín Ríos Montt

02 de Junio de 2011
Palabras clave

¿Puede la humanidad dormir tranquila? Un genocida ha sido apresado, el avión está listo para conducirlo ante un Tribunal en La Haya, las lágrimas de los familiares de los siete mil 500 musulmanes que fueron ejecutados en una orgía de sangre fueron derramadas.

“¡Alahu Akbar!” (Dios es Grande) fue la expresión en las calles de Bosnia Herzegovina. Las mezquitas este viernes se unirán en una oración fúnebre, los abrazos al salir y la vista puesta en el horizonte.

Un proceso legal largo le espera, habrá discursos, abogados internacionalistas harán tesis de este proceso, otros cobrarán jugosas cantidades por el espectáculo. No hay nada como un tribunal donde las naciones se pueden erigir como solventes desde la moralidad.

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