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Vive La Lance

Ahora, pasados los años, se usan las pulseras para promover cualquier porquería, como la selección de Guatemala, productos dietéticos o para decir alguna pendejada.
Tipo de Nota: 
Opinión

Vive La Lance

01 de Diciembre de 2014
Palabras clave

Estoy tratando de recordarme de cómo se llamaba el Sr. Gay con quien solía salir a fumar en el balcón de la agencia de noticias Scripps en el verano de 2002. Recuerdo que hacía mucho calor, que desde el balcón se veía un pedacito de la parte de atrás de la Casa Blanca y que tratábamos de imaginarnos cómo se habría visto si el avión ese que derribaron en Pennsylvania se hubiera ensartado en el jardín de las rosas.

Recuerdo que el hombre escribía de deportes, que –pueblerino que es uno– me causó mucha curiosidad que nadie en la oficina le hiciera la más mínima broma por su apellido, y poco más recuerdo de él. Ah, recuerdo que era gordo y que tenía un afiche de Lance Armstrong con el suéter amarillo, ganando el Tour de France. “Vive La Lance”, decía el póster.

No tenía ni un año de haber ocurrido el 9/11 y el país estaba sumido en esa histeria colectiva que no permitía ver cosas como que George W....

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