Siguiendo los pasos de Jimmy Morales, Alejandro Giammattei continúa acumulando mentiras y alimentando la desconfianza ciudadana, incluso la de quienes votaron por él. A la fecha sigue confirmándose la falsedad de lo que aseguró en la cadena nacional del 27 de enero de 2021, en la que conjugó los verbos en tiempo pasado al referirse a unos cambios que, según él, ya se habían operado en el presupuesto. Populista resulta hoy su aseveración de que había reducido el techo presupuestario global de 107.8 millardos de quetzales, el vigente al final de 2020, a 94.4 millardos.
Las falsedades de Giammattei justifican las críticas que se le han hecho por haber mentido en público toda vez que el techo presupuestario vigente sigue siendo hoy de 107.8 millardos de quetzales. Asimismo, según lo explicado por el ministro de Finanzas Públicas, el Ejecutivo en realidad no tiene la intención de reducirlo, por lo cual lo más probable es que seguirá siendo el mismo en lo que resta del ejercicio fiscal 2021.
Algo más que el ministro explicó fue que el ajuste que se tiene previsto se operaría en un acuerdo gubernativo que aún se está trabajando, en el cual se crearía un bolsón de alrededor de 14 millardos de quetzales que se promete no ejecutar, en parte porque no se tienen los recursos, pero también porque se asegura que no se le hará al Congreso la solicitud de un endeudamiento público adicional que permita ejecutarlos. Sin embargo, esto de tener un presupuesto ajustado que refleja la realidad de que se quiere hacer algo distinto al presupuesto que dice la ley vigente violaría estándares de transparencia fiscal como el código y el manual de transparencia fiscal del Fondo Monetario Internacional. Según esos estándares, lo que el Gobierno realmente quiere hacer debería ser reflejo fiel de lo que dicen las leyes vigentes.
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Sin embargo, aunque la idea del ministro se puede criticar desde esta perspectiva de la transparencia fiscal, en contraste con lo dicho por Giammattei, se valora en todo caso que lo explicado por el ministro es la verdad. Además, no veo problema con que el Ministerio de Finanzas Públicas, ente técnico rector de la política fiscal, se tome el tiempo debido y prudente para diseñar cuidadosamente algo tan delicado como la readecuación de un presupuesto. Lo importante no es que esas cosas se hagan rápido, sino que se hagan bien y con cuidado.
Por ende, sigo preguntándome por qué el presidente hizo esa tristemente célebre cadena nacional del 27 de enero; por qué apareció en público anunciando con pompa y tono triunfalista algo como ya hecho cuando en realidad no se había realizado y a la fecha todavía sigue pendiente; por qué el presidente, que no es ni tiene que ser un cuadro técnico del Ejecutivo, se puso a recitar una danza de millones sin tener una idea mínima de lo que estaba diciendo, y por qué esto no lo anunció el ministro de Finanzas Públicas (o el presidente no se hizo acompañar del que, en todo caso, es el funcionario que sabe y es responsable de lo que se haga o no se haga con el presupuesto)?
Me dan pena los cuadros técnicos del Ministerio de Finanzas Públicas, que los hay, de carrera y muy buenos. También me da pena que un presidente boca floja y barato para mentir frente a las cámaras les complique su trabajo, nada sencillo por cierto. Un presidente que miente politizando temas técnicos como el presupuesto y que alcahuetea a corruptos como el responsable de las pruebas de covid-19 falsas y a gánsteres como Gendri Reyes, todavía ministro de Gobernación, no puede inspirar confianza.
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