1. Las ceremonias de apertura y de cierre son espectáculos mediáticos cuyo objetivo central parece ser el deslumbrar a los espectadores: mientras más se comenten (ya sea para bien o para mal), más éxito obtienen. Confirma este hecho el que, para el traslado de la bandera olímpica a su próxima sede en Los Ángeles, Estados Unidos, en lugar de contar con la participación de algún atleta mundialmente reconocido (y que en ese país abundan), se haya elegido al actor Tom Cruise. Este, con una espectacular entrada muy propia de las películas de Hollywood, llevó a cabo el significativo recorrido.
2. Se confirma una vez más que, en el capitalismo global, los mejores atletas en cada deporte, al participar en eventos de esta envergadura, no son simples deportistas. Son, sobre todo, objetos del mercado mundial en tanto sus triunfos como su imagen se utilizan para promocionar productos de toda índole.
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3. Algunos estereotipos, en especial los relacionados con las atletas, aún persisten no solo en el público en general, sino incluso entre los mismos deportistas y demás involucrados. Relevantes, en este sentido las acusaciones y posterior acoso cibernético (por el que ya presentó una denuncia legal en Francia) a la boxeadora argelina, medalla de oro en su especialidad, Imane Khelif. Sin embargo, no solo fue ella, sino también otras a quienes se ha criticado por su físico, como, por ejemplo, el caso de la también ganadora de una medalla de oro en waterpolo, la española Paula Leitón. La verdad es que los triunfos de las mujeres en los deportes de alto nivel pulverizan los prejuicios que hasta hace poco sostenían quienes afirmaban que las mujeres nunca igualarían a los hombres.
Por mencionar solo algunos datos: Thomas Burke en 1896 ganó los 100 m planos en 12 segundos. El actual campeón, Noah Lyles, lo hizo en 9.79. Por su parte, el récord de las mujeres lo tiene desde 1988 Florence Griffith, con 10.49 segundos y la actual medalla de oro, Julien Alfred, con 10.72 segundos (ambas con menos tiempo que el primer campeón olímpico y la campeona actual con 0.93 segundos de diferencia con respecto al tiempo masculino).
4. Para los atletas actuales, la presión de los medios de comunicación, no solo en torno a su desempeño y las expectativas puestas en ellos, sino también en su vida privada, constituye una carga psicológica difícil de sobrellevar. Esta presión se exacerba con los comentarios en las redes sociales. El caso de la gimnasta Simone Biles quien da prioridad a su salud mental es una muestra de ello.
5. En la mayoría de países cuyos atletas obtuvieron mejores desempeños el resultado se dio porque en términos generales existe un apoyo constante e institucional de gobiernos, patrocinadores y federaciones deportivas (con excepciones, claro).
6. Muchas de las cosas buenas que esperamos sucedan en nuestro país, incluso cuando se lleva años trabajando en ellas, se pierden en un instante. Si vemos estos hechos de manera desapasionada son como la metáfora de los pasos imprudentes de un camarógrafo que, en aras de realizar según él un mejor trabajo, atraviesa una pista de carrera y con ello perjudica a los deportistas y a los países que los apoyan.
7. De manera independiente a las controversias surgidas en los distintos momentos durante los Juegos Olímpicos en París 2024, para los guatemaltecos son los más importantes de su historia. Primero, hubo un gran regocijo con la medalla de bronce obtenida por Jean Pierre Brol. Luego, el talento, el esfuerzo, la dedicación y la pasión por cumplir su sueño llevaron a la atleta Adriana Ruano Oliva a ganar la medalla de oro. Ello nos generó una verdadera explosión de orgullo y felicidad que en su momento y cada vez que lo rememoramos, nos lleva a las lágrimas. Ella, además, estableció en su especialidad un nuevo récord olímpico. «Después de Adriana, todo es posible» es la frase inspiradora que desde entonces se escucha en nuestro medio.
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