El informe debería ser una lectura motivante y de amplia difusión para todo centroamericano pensante. Desde el principio se alerta sobre la actualidad preocupante de la región. Se trata de un panorama sumamente difícil, dicen los investigadores, en cuyo equipo desafortunadamente no se observa ningún guatemalteco conocido, salvo el apartado especial sobre seguridad escrito por la experta en el tema Carmen Rosa de León.
La acuciosa disposición de data y el análisis pertinente de un equipo de primera fue posible gracias a valiosos aportes de la Unión Europea mediante el programa European Union-Central America Partnership Facility (EUreCA, por sus siglas en inglés), y el Rockefeller Brothers Fund.
Se subraya que a lo largo del presente siglo la región logró ciertas mejoras, pero fueron muy puntuales e insuficientes para revertir los rezagos históricos. Se hace notar también un panorama político-institucional sumamente complicado, que solo se compara con la época previa de la democratización y de la vigencia de los acuerdos de paz regionales.
Al finalizar el primer cuarto del siglo XXI la región está sumida en la peor crisis de las últimas tres décadas, nos dice el informe. Se subraya la tendencia hacia la autocratización de las sociedades centroamericanas, incluyendo aquí a la República Dominicana, y se presentan valiosas comparaciones entre los países componentes.
Según el informe, frente a los diversos desafíos, incluidos los internacionales, las sociedades mencionadas se encuentran en una doble encrucijada: i) fortalecer la democracia para la búsqueda de los acuerdos necesarios que mejoren el bienestar o ii) profundizar la autocratización de los sistemas políticos y concentrar el poder en líderes fuertes, aunque ello podría socavar los cimientos del Estado de derecho y la tutela de libertades y derechos ciudadanos.
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Uno de los primeros mensajes apunta a que, desde el primer informe en 1999, se han profundizado las brechas de desarrollo en el área. Si bien se muestran avances en materia de desarrollo, estos parten de niveles de rezago profundos y con un ritmo de progreso desigual entre los países. Nos hemos convertido así en una región expulsora neta de población, especialmente hacia Estados Unidos. Se observa entonces una creciente asimetría entre Costa Rica, Panamá y República Dominicana, y los países del centro-norte, que están más rezagados y con mayor inestabilidad política.
Se trata de una región de 65 millones de habitantes, y que va envejeciendo gradualmente. En Costa Rica, por ejemplo, la población de 14 a 64 años pasó en el período señalado de un 52 % a uno de casi 70 %. Mientras que en Guatemala en 2025 pasó al 64 %, siendo antes (en 1990) de 51 %. El envejecimiento de la población va conllevando también el desvanecimiento del denominado Bono Demográfico, que implica altas cargas para la seguridad social y para la productividad del trabajo, entre otras.
En la región CARD, los indicadores demográficos y económicos muestran una evolución significativa entre 1990 y 2023. El Producto Interno Bruto (PIB) total a precios constantes ha aumentado en todos los países. Por ejemplo, Guatemala pasó de 26.474 millones de dólares en 1990 a 87.302 millones en 2023, mientras que República Dominicana, que tenía un PIB de 19.391 millones en 1990, alcanzó los 101.003 millones en 2023. Panamá también destaca, con un crecimiento de 13.931 millones en 1990 a 79.027 millones en 2023. Aunque con cifras más bajas, Belice también duplicó su PIB, de 792 millones en 1990 a 2.786 millones en 2023.
En cuanto a la estructura del PIB, el peso del sector agropecuario ha disminuido en toda la región. En 1990, este sector representaba un 25,9 % del PIB en Guatemala y un 24,2 % en Honduras; para 2023, estas cifras se redujeron a 10,2 % y 12,6 %, respectivamente. En Costa Rica, el agro pasó del 15,8 % en 1990 al 4,1 % en 2023. Incluso en Nicaragua, donde históricamente ha tenido mayor peso, el sector cayó del 20,3 % al 17,2 %.
Paralelamente, el sector servicios ha ganado protagonismo en las economías. En 1990, este sector ya representaba más del 50 % del PIB en todos los países, con Panamá (71,6 %) y Costa Rica (58,9 %) a la cabeza. Para 2023, los servicios representan más del 60 % del PIB en la mayoría de los países, alcanzando un 73,7 % en Belice, 73,6 % en Costa Rica y 70,1 % en Honduras. Solo en Nicaragua el sector permanece por debajo del 60 %, con un 52,1 %.
Nótese, por ejemplo, cómo el PIB de Guatemala es menor incluso que el de República Dominicana, pese a que este último cuenta con una población de apenas 11 millones frente a los 18 millones del país centroamericano. A su vez, Panamá, con tan solo 4.5 millones de habitantes, registra un producto económico total cercano al guatemalteco. Todo ello redunda en que el ingreso per cápita de nuestro país sea notablemente inferior al de estas naciones del sur y del Caribe que se incorporan en el análisis.
El informe resulta ser así una pieza de estudio imprescindible para la formulación de estrategias, no solo nacionales, sino también regionales a futuro.
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