Ante los tribunales, pero sobre todo ante el digno testimonio de quienes sufrieron la acción terrorista del Estado, Benedicto Lucas García habrá de responder por los hechos imputados. El acusado, hermano del entonces gobernante, ocupó la jefatura del Estado Mayor General del Ejército (EMGE), hoy Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMDN). A su relación filial, Benedicto Lucas suma su formación militar en estrategia contrainsurgente en la escuela francesa. Los generales que diseñaron la guerra de Argel fueron mentores del creador del sistema de Patrullas de Autodefensa Civil y la implantación de los métodos de desaparición forzada y tortura.
Benedicto Lucas jugó un rol protagónico en el diseño y ejecución de la estrategia contrainsurgente que emplearon las Fuerzas Armadas (FFAA) en Guatemala. En tanto jefe del EMGE resultaba el líder natural de la entidad castrense. Entre 1980 y 1981 resultaron célebres sus llegadas en helicóptero a reuniones con la oficialidad y la tropa ubicadas en el terreno. Al mejor estilo del despliegue aerotransportado de la película Apocalypse Now, al parecer Benedicto Lucas disfrutaba del efecto aterrador que las aeronaves producían en las comunidades. El terror como instrumento bélico fue un recurso utilizado permanentemente por el ejército de Guatemala durante la acción contrainsurgente.
De ese terror han hablado quienes desde inicios de la semana dan su testimonio sobre lo acontecido. Hombres y mujeres cuyas familias fueron masacradas o desaparecidas. Hombres y mujeres que narran el horror que vivieron por el solo hecho de ser parte de una comunidad que el ejército consideraba cercana a la insurgencia. Los planes de campaña, en tanto planes de guerra, indicaban el procedimiento a seguir por la oficialidad que comandaba a la tropa en el terreno.
[frasepzp1]
Estas órdenes incluían verbos tales como aniquilar, eliminar, conquistar, entre otros. Las acciones debían aplicarse contra la población objetivo, identificada como enemiga según los cánones de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN). La DSN identificaba un llamado enemigo interno, e incluía en este a toda persona o grupo disidente o con alguna cercanía a dicha oposición. En el ámbito rural, en particular en zonas de alta densidad de población indígena, prácticamente no hubo distinciones y aldeas completas fueron señaladas como enemigas. De tal suerte que los verbos rectores de la estrategia contrainsurgente se aplicaron a plenitud y dieron paso a lo que más adelante se conoció como tierra arrasada.
Durante la comparecencia ante el tribunal, las personas que dan su testimonio han narrado situaciones desgarradoras. Isabel Saquic, una sobreviviente, dijo al tribunal que en enero de 1982 fueron asesinadas su madre, sus hermanas María y Teresa, así como su cuñada Magdalena, quien estaba embarazada; además, a su sobrina de dos años. Isabel afirmó que sus hermanas intentaron evitar que se llevaran a Magdalena y les dispararon. Isabel añadió que no pudieron cumplir con los rituales funerarios, así que enterraron a su mamá y hermanas muy rápidamente, tan solo envueltas en un trapo y nylon pues temían que volviera el ejército.
En mayo de 2013, un tribunal de primera instancia condenó a Efraín Ríos Montt por el genocidio del pueblo ixil, en los municipios de Santa María Nebaj, San Juan Cotzal y San Gaspar Chajul, entre 1982 y 1983. Al ser una estrategia contrainsurgente, el genocidio inició durante el gobierno anterior, el de Romeo Lucas García, en el cual el hoy imputado, Benedicto Lucas, hizo parte del alto mando militar.
Las comunidades del pueblo ixil que siguen demandando justicia por genocidio merecen el acompañamiento de la sociedad y el reclamo al sistema de justicia que, nuevamente, condene a quienes ejecutaron la atroz acción de genocidio.
Más de este autor