«Homicidio culposo» fue la acusación hacia el pseudo cirujano Kevin Malouf tras aceptar los cargos, en este proceso la anestesióloga, Lidia Silva, y la enfermera, Susana Rojas, también fueron sentenciadas. La primera por homicidio culposo, y la segunda, por encubrimiento propio. Los tres, fueron cómplices de la barbarie perpetrada hacia una paciente el 13 de junio de 2023.
Parece ilógico cómo un médico puede negar el acceso a condiciones estables y regulatorias para prevenir situaciones que pueden conducir a la muerte de una persona, por el simple hecho de escatimar costos. Existen riesgos ante intervenciones médicas, los pacientes toman conocimiento de ello, pero es deber del médico hacer todo lo posible por mantener con vida a la persona.
En el caso de Floridalma, al «cirujano» no le bastó negar el medicamento adecuado para estabilizar a la paciente, sino que, tras negarle la oportunidad de vida, armó todo un show para ocultar su fallecimiento.
El teatro armado por el descuartizador de mujeres, Kevin Malouf, aseguraba que Floridalma abandonó la clínica por sus propios medios tras la cirugía; sin embargo, ella nunca llegó a su casa, razón por la cual se recurrió a la activación de una alerta Isabel-Claudina.
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Pasados 18 meses de su desaparición se conoce la historia completa. Tras las declaraciones y la aceptación de cargos por parte de los involucrados se presentan muchas interrogantes: ¿Cómo puede un médico llegar a tal bajeza moral y ética, tanto a nivel personal como profesional? ¿Cómo llega a negar lo sucedido con la paciente? ¿Cómo logra tener tantos cómplices en esta atrocidad? ¿Quién toma como alternativa desmembrar a una persona y tratar de ocultar el cuerpo?
Esta concatenación de sucesos que inició con una negligencia médica, parece sacada de una película de terror. Esta situación ante los ojos de cualquiera tiene detrás sujetos y actores con graves responsabilidades penales.
El descuartizador de mujeres fue sentenciado a cinco años de prisión, pero, debido a la rebaja de la pena, la condena se redujo a tres años y cuatro meses. —sentencia conmutable a Q5 diarios—, sus cómplices fueron condenados a penas de uno a dos años y tres meses, y a tres años de cárcel, respectivamente. A esta sentencia se suma la inhabilitación para ejercer sus cargos durante seis años y siete meses. ¿Eso es justicia?
En el mes de la dignificación a las mujeres, el sector justicia hace todo lo contrario. Únicamente vuelve a visibilizar y comprobar, de nueva cuenta, lo lesivo que ha sido el incrustamiento de la corrupción en las personas que deben impartir justicia en el país. Los actores a cargo de hacer valer la ley únicamente reproducen las distintas formas de victimización que se perpetúan a través de las instituciones del Estado.
Aunque ayer, 10 de marzo, la Corte Constitucional suspendió el cambio de delito y la condena del cirujano, lo que abre nuevas perspectivas en el caso, esto no garantiza una condena justa en los próximos días. Solo entonces, Floridalma Roque podrá descansar en paz y su familia podrá transitar el duelo, un derecho que tenemos como humanidad.
Debemos estar vigilantes para garantizar una justicia independiente y certeza jurídica. Lo merecemos.
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