El nombre, «tan largo como si hubiese sido una obra del siglo XVI», de acuerdo a una broma de un amigo antropólogo, obedecía a la necesidad de llamar la atención de la población lectora. Se titula De Castilla y León a Tezulutlán-Verapaz. La sobrehumana tarea de construir un país autónomo en el Nuevo Mundo del Siglo XVI.
El trabajo de investigación documental y de campo me remitió a tres personajes en quienes se replicaba ese dinamismo perverso con relación a ocultar o distorsionar su historia. Se trataba y se trata, en su orden, de tres dominicos de quienes se dice mucho de leyenda y poco de verdad. Me refiero a Bartolomé de las Casas, Antonio de Valdivieso y Domingo de Vico.
Habida cuenta de su trascendencia en el devenir histórico de América Central (más allá de las paredes conventuales) me propuse un proyecto que no pocos adjetivaron de utópico y otros de atrevido: escribir tres obras utilizando el género novela para dar a conocer facetas de la vida de cada uno que hubiesen sido encubiertas o distorsionadas. Este caminar lo inicié el año 2008.
Seis años después se publicó la primera atinente a la fuerte relación que hubo entre Bartolomé de las Casas y el Aj Jolomná de Tezulutlán (identificada por los nahuas como Tierra de Guerra), Aj Pop O’Batz, conocido como Juan Matalbatz. Así, el año 2014 se lanzó en Madrid y en Guatemala Bartolomé de las Casas. La novela del Protector de los Indios. En la misma, narro las consecuencias de esa relación, mismas que aún impactan en nuestro presente porque De las Casas logró mucho en orden al título que le había concedido la Corte de Carlos I de España y V de Alemania: Protector de los Indios. Una figura legal que puede compararse con un Procurador de los Derechos Humanos, pero con alcance internacional.
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A finales de 2023 concluí la segunda (iniciada en 2015) que titulé, a sugerencia de mi esposa, Las 12 cartas del obispo Valdivieso. Se trata de sucesos vinculados a narraciones hechas por el obispo Antonio de Valdivieso en doce cartas enviadas al Rey, al Príncipe o al Consejo de Indias denunciando las crueldades que sucedían en Nicaragua entre 1544 y 1555. Hemos de recordar que don Antonio de Valdivieso Álvarez (nunca quiso consignar sus apellidos como Valdivieso y Álvarez), el tercer obispo de Nicaragua, fue asesinado por los hijos del gobernador Rodrigo de Contreras y María de Peñalosa y Bobadilla, hija (nada más ni nada menos) que de Pedrarias Dávila a quien por sus brutalidades lo adjetivaron sus mismos comparsas como Furor domini. En toda la obra destaca la postura profética del obispo Valdivieso. Incluso, llegó a increpar la inacción de sus hermanos obispos en la carta número 9 donde se lee en uno de los párrafos: «El obispo no es solo para tener mitra y renta, sino para usar jurisdicción, corregir vicios, fundar virtudes y remediar las opresiones que se hacen a sus ovejas. Y cuando no pueda hacer esto, está obligado a dejar su oficio para otro, para quien por ventura Dios lo tiene guardado». Y en Valdivieso se cumplió la ruta del profeta: denuncia, anuncio y martirio. Fue asesinado el Miércoles de Ceniza, 26 de febrero de 1550.
Cinco años después de la muerte de Valdivieso, en el territorio de Acalán (correspondiente al actual municipio de Chisec, Alta Verapaz), fue linchado por acalaes y lacandones fray Domingo de Vico a quien, algunos miembros de la Orden de Predicadores han nombrado como El Protomártir de Verapaz. Este caso es digno de un guion al mejor estilo de las películas de misterio. Primero porque los acalaes no eran maya q’eqchís sino nahua descendientes; segundo, porque fueron secundados y respaldados por los lacandones cuya enemistad con el mundo q’eqchi’ está documentada desde la época prehispánica; y tercero, porque nadie sabe la razón del empecinamiento de Vico por ir a evangelizar (¿o cristianizar?) a donde era seguro que lo matarían. Ya existía una trama desde cinco años antes para acabar con él, y Vico no era ajeno a la conspiración. ¿Por qué hizo caso omiso entonces a las prevenciones y puso en riesgo todo el proyecto Lascasiano? Su muerte dio pie a que la Audiencia se metiera al territorio donde no podía hacerlo y los aires de la evangelización pacífica cambiaron, dos décadas después, a vientos abrasadores y violentos.
La novela sobre la vida y obra de Valdivieso está en revisión editorial y recién empecé el trabajo documental y de campo (13 de diciembre 2023) para completar la trilogía con esas facetas de la vida de Domingo de Vico.
¿Por qué novelas? ¿Por qué estar metido en el siglo XVI cuando hay tanto por solventar en el XXI? Las respuestas son: primero, porque el género novela llega con mayor facilidad a los lectores, y segundo, porque las injusticias cometidas en el siglo XVI son las raíces históricas de todo lo que nos sucede hoy. De tal manera, si queremos hacerle frente a «este perverso hoy» con asertividad tenemos que conocer (y cortar) las raíces que lo sustentan.
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