Estas son fuertes redes familiares de influencia desde hace cinco siglos, como lo describió en «Guatemala: linaje y racismo», obra maestra de Marta Elena Casaús.
En una entrevista para Plaza Pública la autora describe así a estas familias: «Me di cuenta de que los mecanismos de apropiación y del control del poder económico, político y social estaban vinculados a la pertenencia de esas redes que se consideraban blancas o criollas y que cumplían unas reglas de oro para perpetuarse en el poder: casar bien, [...] copar las instituciones del Estado. Son reglas que se cumplen cada siglo y por ello las llamé las reglas de oro de las redes familiares como estructuras de poder».
Estas últimas semanas de octubre y noviembre de 2023 circularon videos quejándose de los paros nacionales. Escribo «paros», me rehuso a llamarlos «bloqueos» porque los bloqueos estructurales que existen en este país son en gran parte por causa de estas élites desprovistas de una visión de Estado. Los comentarios trataban del daño a la economía del país que le estaban haciendo estos paros.
Las quejas provenientes de las élites me recordaron el estudio de las élites mundiales y sus impactos, de la universidad suiza de St-Gallen (HSG). Esta universidad está especializada en administración de empresas, economía, derecho, asuntos internacionales e informática.
Para Guatemala el resultado fue el siguiente, citado en un artículo de la BBC en junio 2023:
«Las élites económicas de Guatemala están consideradas entre las más voraces de América Latina y el Caribe». Según la BBC, el estudio se basó en un índice llamado Eqx y este sirve para medir las élites y el valor que aportan a sus sociedades. La élite guatemalteca se ubicó en el puesto 125 de 151 países en 2023. Y en Latinoamérica, la única élite que figuró peor en el ranking global fue la venezolana (145).
Hice el jueguito de meterme a comparar países con ese índice. Usted puede meterse a este enlace y comparar los países que usted quiera. Yo quise comparar Guatemala con Venezuela, Nicaragua y otro país de América central como Costa Rica. Junto a estos países puse Suiza (CHE), solo para ver.
Para entender lo que les voy a mostrar, mientras más baja esté la columna, más poder tienen las élites (en la columna «Power Ranking»). Y también, mientras más baja esté la columna, menos valor le aportan las élites a la sociedad en términos de protección del medio ambiente, diversidad, inclusión, etc. (en la columna «Value Ranking»). Este fue el resultado:
Sigan ustedes el jueguito con los países que quieran comparar. Yo luego sustituí Suiza por un pequeño país de América latina con menos pobreza que Guatemala. Coloqué Uruguay y este fue el resultado:
Y
o no sé si, según las cifras, se podrá afirmar que los paros de un mes capturaron la economía guatemalteca, pero lo que sí sé es que, desde hace décadas, estas élites tienen la economía guatemalteca capturada y no le aportan el valor que se espera al país, como lo demostró el estudio de la universidad de Saint-Gallen.
Recomiendo el estudio de Harald Waxenecker titulado: Economía de captura en Guatemala, desigualdad, excedentes y poder.
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En la página 19, lea: «El concepto “economía de captura” proviene del enfoque de captura del Estado (CdE), que indaga sobre la capacidad de agentes económicos para alterar las políticas públicas, las normas jurídicas y las regulaciones institucionales en beneficio propio». En la página 3 del informe también está explicado como el 3 % de las empresas grandes (de las élites) captan el 65 % del excedente de explotación. Y, en el otro extremo, el 56 % de las empresas (las microempresas) solo absorben el 4 %.
El estudio de Waxenecker declara en su página 48: «Lo que podemos asegurar es que la economía de captura está condicionada tanto por actores del bloque económico hegemónico, como por actores del entorno del poder militar extrainstitucional y de la criminalidad organizada».
El autor explica de esta forma el concepto de «bloque económico hegemónico»: «Terminología utilizada por Casaús Arzú que enfatiza en las relaciones familiares, analizando de forma especial a aquellas familias que […] por su influencia económica y política, por su capacidad de reproducción y para establecer extensos y exitosos enlaces matrimoniales pudieron reproducir su linaje y lograr que su estirpe sobreviviera hasta nuestros días» (nota 69 de pie de página).
Entonces, regresando a los quejumbrosos comentarios de las élites acerca de los paros nacionales por el daño a la economía nacional, no están hablando, de ningún modo, del daño al país, sino del daño a sus riquezas.
No le doy ningún crédito a los comentarios de estas élites en cuanto al bien del país, cuando se sabe que estas élites tienen voz y voto en al menos 58 instancias del Estado. Estas familias, que son parte de grandes cámaras de comercio del país, no tienen ninguna voluntad de visión estatal. Lo que quieren como país es una finca de la época colonial.
Son unas rapaces élites depredadoras.
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