Resulta ser que no se ha explicado con precisión al gran público cuáles son esas 10 iniciativas, de más de doscientas que están engavetadas en el Congreso, según declaraciones recientes del propio Nery Rodas en el referido programa de ConCriterio. El entrevistado se refiere también a «la Ley Orgánica del Congreso, el tema de las contrataciones, el tema económico social» (Prensa Libre 17 de enero, pág.4).
Ha rondado también por esos ambientes la necesidad urgente de reformar el servicio civil guatemalteco. Ya hay una declaración tácita del gobernante Arévalo de emparejar su sueldo a un esquema coherente de servicio civil. Y recomendable también sería comenzar reordenando las jugosas dietas de los funcionarios públicos en las entidades descentralizadas.
En el ambiente edilicio no se trata de los ofrecimientos demagógicos y desordenados de los alcaldes de «no cobrar sueldo por seis meses», como lo declaró el alcalde Asturias de La Antigua Guatemala. Estas autonomías están desbordadas y anárquicas, y su ordenamiento se llama: «servicio civil municipal». Ya está elaborada una excelente propuesta e iniciativa, por parte de una entidad regional denominada FUNDEMUCA. Es deseable que Víctor Hugo Godoy, al frente de la Secretaría Ejecutiva de la Presidencia, y el nuevo presidente del INFOM, la abracen y la impulsen, como también es deseable que Godoy no comience a prometer proyectos hormiga de los Cocodes, a diestra y siniestra. Allí debe privar el Sistema Nacional de Inversión Pública y una planificación territorial.
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Dado que nuestra Constitución Política fue magnánima en materia de fragmentación de diversos regímenes de servicio civil en el sector público es vital armonizarlas y lidiar con el desorden causado por los pactos colectivos, que drenan sobremanera los recursos fiscales. No hay que confeccionar más, ni pedirle pisto a la cooperación técnica y financiera (que hoy abundará) para engrosar las arcas de los centros de pensamiento preferidos o para rehacer propuestas. Desde 2015 estas se confeccionaron y se presentaron, y están engavetadas en el Congreso, al igual que la mejor propuesta que se ha efectuado de reforma a la ley de contrataciones: una liderada por Amílcar Pop, al frente de la Comisión de Probidad. Esta última fue formalmente entregada al diputado Álvaro Arzú Escobar, previo a la pandemia.
Ojalá el Congreso se engalane de nuevo con abundantes visitantes pensadores, y que los centros de pensamiento invitados no sean solo los conocidos y los de la foto, comenzando con los que se han venido enquistando desde los tiempos de la formulación de los Acuerdos de paz.
Adicionalmente, ojalá nosotros, los de organizaciones como Plaza Pública, No Ficción, Prensa Comunitaria y (pronto) elPeriódico, podamos ser parte de las discusiones bien formuladas del presupuesto abierto o de los desayunos del Banco de Guatemala, etc.
Y hablando del Banco de Guatemala, ojalá que el nuevo gabinete económico pueda abrir las puertas de esos recintos y del Instituto Estadístico Nacional para discutir de tú a tú las cuentas nacionales, el índice de precios al consumidor, y una agenda renovada del Sistema Estadístico Nacional.
Ya veremos si la alegría democrática incipiente se transforma en verdadera discusión democrática de ideas, sin roscas de poderes, ni urticarias cuando las críticas se asomen. No debe olvidarse exigir todo lo relativo a la protección social, el IGSS, los fondos de pensión del montepío público y la reforma previsional, que son también urgentes.
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