Contra todos los pronósticos, el Movimiento Semilla ganó en 2023 la presidencia de la república y multiplicó casi por cuatro sus escaños en el Organismo Legislativo. Contra lo esperado, desde que inició la gestión del poder mostró inclinaciones suicidas, políticamente hablando, pues sus cuadros comenzaron a llamar la atención por enredarse en inoportunas declaraciones o actos criticables.
Sin duda, a esta agrupación le falta la guía de Edelberto Torres Rivas y de Lucrecia Hernández Mack. Él, como intelectual histórico, y ella, como activista social, fueron decisivos en la construcción del partido. De la segunda se recuerda su planteamiento: «La brújula ética es una excelente asesora». Y a propósito de asesorías, parecen no tenerlas o no escucharlas en el seno partidario, ya que son continuas las fallas de comunicación y escaso el apego al sentido común.
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En año y medio de mandato, el presidente Bernardo Arévalo y la vicegobernante Karin Herrera han puesto en vitrina sus diferencias. Desde una nimiedad, como cuando ella se quejó de que Residente visitara la casa de gobierno «sin pasar a saludarla», hasta el mediático y trascendental enfrentamiento por la negativa de ella a reducirse el salario. En el ínterin, abonan al despropósito el carrusel de relevos en el Ejecutivo, las escenas públicas y privadas hechas públicas de funcionarios y parlamentarios/as e incluso, el manejo del tema de la primera dama.
Buena parte de los tropezones y resbalones de esta administración tiene su origen en las redes sociales. Esto se debe a que, en campaña, sus miembros se entusiasmaron con la efectividad de su uso; sin embargo, no han comprendido que una cosa es hacerlo desde la oposición —una postura ventajosa y cómoda— y otra muy distinta es asumirlo desde la institucionalidad, donde el margen de maniobra es limitado y, por lo general, contracorriente.
Durante el proselitismo las redes sociales jugaron un papel clave para Semilla y por eso avanzó viento en popa. Sus miembros, simpatizantes, allegados y colados dijeron de todo y el éxito quedó a la vista. Todo caminó a su favor. Pero ahora todo les está yendo en contra porque, al ventilar sus discrepancias bajo todos los reflectores, han creado un enemigo interno.
La nueva auto zancadilla de Semilla, valga la rima, se da por la conformación de su alter ego. Entre rumores, la pretensión de tapar el sol con un dedo y, para variar, pronunciarse cuando habría sido mejor el silencio, la división se registra de cara a las elecciones de 2027. En las condiciones actuales es positiva y coherente la búsqueda de otro vehículo para la próxima contienda, lo que las y los oficialistas muy bien pudieron abordar con discreción, no necesitaban alborotar el gallinero.
Política es alcanzar el poder y mantenerlo; no obstante, en las huestes gubernamentales el loteriazo alcanzado en plena crisis podría marcar un debut y despedida. Y es que, de no ocuparse por corregir el rumbo, de no calcular el impacto de sus actuaciones y de no trazar un flujo adecuado en la emisión de mensajes, seguirá creciendo la tendencia adversa en desmedro de la estructura actual y de la que una de sus expresiones pueda implantar, ya que se cosecha lo que se siembra.
Algo evidente en quienes triunfaron hace dos años es hablar mucho y escuchar poco. Aunque cuidar el medioambiente es una de sus líneas, en su actuar, paradójicamente se caracterizan por echar gasolina al fuego.
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