A continuación, presento los aspectos esenciales del documento. En primer lugar, se destaca el proceso participativo de actores clave que proceden de diferentes territorios y con una amplia gama de perspectivas teóricas, técnicas, experiencias y aprendizajes. Organizaciones como la Vía Campesina, la Organización Mundial de Agricultores y el Foro Rural Mundial contribuyeron de manera constante. El Equipo Técnico de la FAO sobre el Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar se integró por las Oficinas Regionales de la FAO y los equipos estratégicos del programa.
Un segundo aspecto relevante es el contexto en el que se declara el Decenio, caracterizado por desafíos como el cambio climático, la movilidad humana, la transformación de la matriz productiva y energética, los avances tecnológicos y empleo, la persistencia y profundización de las desigualdades económicas, la desconexión entre la democracia, el bienestar y la sostenibilidad de los ecosistemas. Según se expone en el prólogo, la agricultura familiar es fundamental para la conservación y preservación de la biodiversidad enraizada en la cultura y la comunidad, demostrando una capacidad resiliente frente a contextos económicos, ambientales, sociales y políticos adversos. En este sentido, el Decenio promueve una alianza revitalizada para el desarrollo sostenible, alineada con la Agenda 2030 y apoya tanto el fortalecimiento de la agricultura familiar como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Un tercer aspecto destacable, es la visión interdisciplinar reflejada en los siete pilares del plan de acción mundial. Estos pilares, considerados en su conjunto, representan el despliegue de un proceso social enfocado en incrementar de manera sostenida las capacidades productivas y los ingresos personales, fortalecer la cultura y los valores comunitarios, revitalizar los ecosistemas y consolidar la democracia y sus instituciones. Esta visión está en consonancia con la perspectiva de desarrollo expuesta por el economista Jaime E. Reyes Martínez en el trabajo Enfoques del desarrollo rural para territorios en conflicto: el caso del sur del Tolima. Esta perspectiva, sistémica, pone el acento la interrelación entre diferentes dimensiones: económica, social, política y ambiental.
Un cuarto aspecto que resulta relevante desde la formulación de política pública es cómo se concibe a la agricultura familiar. El documento de la FAO aborda la Agricultura Familiar desde una perspectiva sectorial, definiéndola como «una forma de organización de la producción agrícola, forestal, pesquera, ganadera y acuícola gestionada por una familia, que depende principalmente del capital y la mano de obra de sus miembros, tanto mujeres como hombres». Desde nuestra óptica, cada país debe analizar los contextos, procesos y dinámicas que influyen en la diferenciación territorial y social. Además, existen factores internos y externos que condicionan la diversidad de las unidades económicas campesinas, las cuales adoptan estrategias económicas, sociales y ambientales que trascienden la mera perspectiva sectorial (agropecuaria). En este sentido, estudios nacionales basados en el análisis de casos han demostrado que las economías campesinas son entidades complejas y poliactivas. Operativamente, esto implica la implementación de programas y proyectos adaptados a las características específicas de cada sector.
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El Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar encuentra una visión convergente con el Plan de Gobierno del Movimiento Semilla, especialmente en la necesidad de consolidar un Estado que garantice la pluralidad, promueva la inclusión política, económica y social y se comprometa con el desarrollo humano integral, basada en una producción regenerativa, limpia y circular, consecuente con la necesidad de frenar el cambio climático, que preserva la biodiversidad y la integridad de los paisajes naturales, y es positiva para la naturaleza y a la vez genera oportunidades para emprendimientos comunitarios.
Los pilares representan áreas clave de enfoque para fortalecer y apoyar a la agricultura familiar en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. A continuación, se ofrece una descripción general de cada uno:
1. Crear un entorno político propicio para fortalecer la agricultura familiar
Implica el establecimiento de políticas, inversiones y marcos institucionales que beneficien a la agricultura familiar a nivel local, nacional e internacional. Se basa en una gobernanza inclusiva y eficaz, apoyada por datos oportunos y geográficamente relevantes. Busca asegurar un compromiso político constante, recursos adecuados de actores públicos y privados, fortalecer la cooperación y las alianzas en todos los niveles para promover los derechos y el papel multifuncional de la agricultura familiar. Roberto Martínez Nogueira en su trabajo «La institucionalidad de la agricultura y el desarrollo rural» propone la consolidación de un «Estado estratégico relacional», caracterizado por su capacidad de interactuar en un entramado relaciones y aportes entre distintos niveles de gobierno, siendo un Estado dialogante, constructor de acuerdos, promotor de la organización comunitaria y estimulador de capacidades e iniciativas sociales.
2. Apoyar a los jóvenes y asegurar la sostenibilidad generacional de la agricultura familiar
Este pilar contempla diversos aspectos como la creciente participación de los jóvenes en la toma de decisiones de sus organizaciones y la implementación de políticas y marcos legislativos coherentes para abordar la migración juvenil en las zonas rurales. Destaca el desarrollo y aplicación de políticas, estrategias y programas públicos que fomenten oportunidades de diversificación socioeconómica y generación de ingresos para los jóvenes rurales, con el fin de facilitar el relevo generacional en el sector.
3. Promover la equidad de género en la agricultura familiar y el papel de liderazgo de las mujeres rurales
Las acciones incluyen la implementación de políticas y leyes que aseguren igualdad de oportunidades para las mujeres en la agricultura familiar, fomento de la diversificación económica rural y creación de empleos dignos para ellas. Se propone la capacitación de habilidades técnicas, promocionales y de liderazgo, incrementando su participación en organizaciones y en la formulación de políticas. Se considera fundamental promover el acceso de las mujeres a los recursos naturales, los bienes productivos, la información, las infraestructuras, los servicios financieros y los mercados, y garantizar que tengan los mismos derechos de acceso, control y tenencia de la tierra y de los recursos naturales, con independencia de su estado civil.
4. Fortalecer las organizaciones de los agricultores familiares y su capacidad para generar conocimiento, representar a sus miembros y prestar servicios inclusivos en el continuo urbano-rural
Este pilar busca mejorar la habilidad de las organizaciones de agricultores familiares para representar a sus miembros y defender sus intereses. También se propone fortalecer redes y organizaciones de agricultores familiares, promover su participación en toma de decisiones y en procesos de políticas y ofrecer capacitación en habilidades técnicas y de liderazgo para reforzar su participación.
5. Mejorar la inclusión socioeconómica, la resiliencia y el bienestar de los agricultores familiares y los hogares y comunidades rurales
El objetivo es fortalecer la capacidad de la agricultura familiar para enfrentar los retos del del cambio climático y contribuir a la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. Estoy incluye promover prácticas agrícolas sostenibles, gestión eficiente de recursos naturales, adaptación y mitigación del cambio climático. Se enfoca en la promoción de tecnologías y enfoques agroecológicos, diversificación de cultivos y la gestión sostenible de los recursos naturales. Además, se busca incrementar la resiliencia de los agricultores familiares frente a impactos climáticos y mejorar su capacidad de adaptación a nuevas condiciones climáticas.
6. Promover la sostenibilidad de la agricultura familiar para conseguir sistemas alimentarios resilientes al cambio climático
Este pilar, estrechamente relacionado con el anterior, se enfoca en potenciar la capacidad de la agricultura familiar para afrontar los desafíos del cambio climático y contribuir sistemas alimentarios sostenibles. Para ello, es crucial necesario el diseño e implementación de políticas públicas, marcos legislativos y organizativos que mejoren los derechos de agricultores familiares en el uso, gestión y control de: agua, tierra, océano, recursos genéticos, recursos forestales, sistemas acuáticos, nutrientes y energía aplicando las indicaciones de los instrumentos y directrices internacionales existentes.
7. Fortalecer la multidimensionalidad de la agricultura familiar para lograr innovaciones sociales que contribuyan al desarrollo territorial y a sistemas alimentarios que salvaguarden la biodiversidad, el medio ambiente y la cultura
Este pilar promueve un enfoque integral de la agricultura familiar que reconozca su papel en la conservación de la biodiversidad, protección del medio ambiente y preservación de la cultura local, fomentando al tiempo el desarrollo territorial sostenible y la innovación social. Se hace énfasis que las intervenciones se enfoquen en la capacidad de innovación y en estrategias que integren aspectos sociales, ambientales, culturales, contribuyendo a un desarrollo holístico y sostenible.
Para finalizar, el Estado guatemalteco se encuentra en una posición propicia para modificar el enfoque predominante que ha caracterizado las políticas públicas en las últimas décadas, abarcando aspectos económicos, sociales, políticos y ambientales. La oportunidad reside en la transición de un paradigma centrado únicamente en la supervivencia hacia uno orientado al desarrollo, con un enfoque particular en la población indígena y campesina. Esto implica iniciar con un aumento significativo en la asignación presupuestaria destinada al fomento productivo, la cual apenas ha alcanzado en promedio el 2.6 % del presupuesto total de egresos durante el período 2017-2022.
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