Los humanos solemos complicarnos la vida y buscarle explicaciones muy elaboradas a cosas simples.
Por otra parte, nuestra especie tiene una necesidad primitiva que es fuerte, esencial y moldeadora de nuestro presente y futuro: la pertenencia.
Para amalgamar los temas anteriores servirá mucho que partamos de un punto común, y para ello es necesario que presten atención al siguiente video de Youtube. Que esté en inglés carece de importancia, porque la letra es irrelevante al caso. Obsérvenlo en vez de solo mirarlo.
Por otra parte, nuestra especie tiene una necesidad primitiva que es fuerte, esencial y moldeadora de nuestro presente y futuro: la pertenencia.
Para amalgamar los temas anteriores servirá mucho que partamos de un punto común, y para ello es necesario que presten atención al siguiente video de Youtube. Que esté en inglés carece de importancia, porque la letra es irrelevante al caso. Obsérvenlo en vez de solo mirarlo.
La canción When I’m gone (Cuando me haya ido) nació en 1931 y ha tenido variedad de intérpretes en estos 92 años, pero no fue un éxito rotundo sino hasta en 2012, cuando la interpretó Anna Kendrick en la película Pitch Perfect (Afinación perfecta). Luego surgió el video que acaban de ver.
Pensemos en el proceso de producción artística. La parte musical es excelente y lo que debió costar más es la coreografía con los vasos. Noten que hay un público multiétnico y de todas las edades. Imagino las sesiones de ensayo, porque la rutina de palmas y vasos no podía fallar. Esos ensayos han de haber sido muy animados y requirieron esfuerzos para compatibilizar la disponibilidad de tiempo de, quizá, las personas voluntarias o cuasivoluntarias de la coreografía. También imagino el estallido emocional cuando el director señaló que la filmación había salido bien luego de ¿cuántos intentos? Seguramente gritaron, quizá se abrazaron. Compartieron un sentimiento de éxito conjunto, se valoraron como equipo y enaltecieron su autoestima.
¡Ah! El público comenzó a llamar Cups (vasos) a la canción, lo que confirma que la letra y el título original pasaron a segundo plano.
¿Cuál es el punto? Que muchos de nuestros recuerdos felices, éxitos y momentos especiales pueden estar acompañados por un momento de pertenencia o incorporación a algún grupo.
Hay muchas fuentes de pertenencia: la familia, la iglesia o su coro, el equipo deportivo, los Boy Scouts o las Muchachas Guías, los bancos de tiempo, la promo, la mara MS18 o la Salvatrucha, los emos, los Rotarios, los Alcohólicos Anónimos, quienes padecen cierta enfermedad, el equipo de trabajo, los grupos de lectura, etc. Todos esos son grupos que satisfacen una necesidad primaria y una subordinada. La primaria es la de sentirnos parte de algo o de tener aceptación por otros (el Ser social que heredamos genéticamente) y la subordinada es la causa o misión específica como complemento.
La pertenencia puede traernos muchas satisfacciones y ayudarnos en la realización de nuestros anhelos, pero también puede ser muy difícil de llevar y, en muchos casos, hasta puede destruirnos y causar daño a otros.
Nuestra necesidad de pertenencia puede llevarnos a la integración dentro de uno o varios colectivos. Hablemos de los Boy Scouts y Muchachas Guías: asumimos que esas actividades son sanas, que nos traen hermosas experiencias, y que son vehículo para el aprendizaje de nuevas destrezas y de valores éticos y morales. En un grupo de lectura podemos complacer el espíritu y hacer crecer al intelecto. Otros grupos nos ayudarán a llevar mejor alguna pena o problema (como los Alcohólicos Anónimos).
Las dificultades vienen cuando hay quiénes se aprovechan de nuestra necesidad de pertenencia por razones egoístas (conseguir dinero, fama o posición). Peor aún: cuando el defecto humano de excluir a otros (por etnia, posición económica, ideología, edad, orientación sexual etc.) provoca que los excluidos terminen, quizá sin planificarlo ni preferirlo, en grupos que no son tan positivos como los del primer caso. Ejemplos dolorosos: las maras (por disfunciones familiares), los drogadictos, la condición de calle, el raterismo, la prostitución y otros. Muchas de esas decisiones no fueron una meta o aspiración de las personas, terminaron ahí como resultado de procesos de inconformidad, desapego o exclusión. Una vez dentro del grupo, este terminará devorando a la víctima.
Recuerdo que muchas personas que aspiraban a un país más justo y menos excluyente terminaron en la guerrilla izquierdista (oficiales del ejército que se rebelaron contra la jerarquía militar en la década de los 60); algo que no estaba en sus planes originales. Fueron forzados por la negligencia de sus mandos.
En el siguiente artículo hablemos más de pertenencia y de ciudadanía.
Ciudadano del mundo con nacionalidad guatemalteca e identidad latinoamericana. Cambia un asiento VIP por una buena compañía en la fila de atrás. Piensa que quien se cree amigo de todos no tiene ni un solo amigo y que la revolución es un acto perenne de empatía.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor. Plaza Pública ofrece este espacio como una contribución al debate inteligente y sosegado de los asuntos que nos afectan como sociedad. La publicación de un artículo no supone que el medio valide una argumentación o una opinión como cierta, ni que ratifique sus premisas de partida, las teorías en las que se apoya, o la verdad de las conclusiones. De acuerdo con la intención de favorecer el debate y el entendimiento de nuestra sociedad, ningún artículo que satisfaga esas especificaciones será descartado por su contenido ideológico. Plaza Pública no acepta columnas que hagan apología de la violencia o discriminen por motivos de raza, sexo o religión
Byron Ponce Segura
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