Se habló de una reacción minoritaria, pero iracunda de las clases medias urbanas. Hoy lo que está sucediendo es algo muy diferente, más amplio y popular. Ayer, la gota que derramó el vaso fue Juan Carlos Monzón, alto dirigente en la cadena de mando de La Línea. Hoy –¿quién lo hubiera pronosticado en 2015?– es el fiscal de la propia FECI, Rafael Curruchiche, y su jefa, la impopular Consuelo Porras.
La situación es de tal magnitud que hasta los programas deportivos de las 14 horas de las principales radios del cuadrante, no sólo hablan de política, sino invitan a los oyentes a pronunciarse sobre la situación. Se trata de una coyuntura que lleva ya, al entrar la semana del 11 de octubre, 10 días de protesta continua y creciente.
El popular Marco Tulio Ipuerto, y su alero Fredy Futbol, dan rienda suelta a la audiencia, y se disparan comentarios históricos y de emotividad política y popular del momento. Fredy bien aplaude a los 48 cantones, herederos de Lucas Aguilar y de Atanasio Tzul.
Llegando a 1820, Atanasio llegó a ser el Principal de la Parcialidad de Linkaj y tomó ventaja de la Constitución de 1812, que otorgaba a los indígenas los mismos derechos que a los españoles y ladinos. Luego comenzó a luchar en contra del poder colonial, oponiéndose, además, a los oprobiosos impuestos, no sólo los coloniales sino los eclesiásticos de su tiempo. Ese es el legado de los 48 Cantones de hoy, cuyos dirigentes se encuentran también librando en los tribunales de justicia una lucha legal para resarcir a las víctimas de la masacre de Alaska, ejecutada en tiempos de Otto Pérez Molina.
El mapa de situación de bloqueos, pasado el mediodía del 9 de octubre, publicado por PROVIAL es impresionante: la CA1 Occidente está bloqueada desde el municipio de Guatemala hasta Huehuetenango, incluido, por supuesto, el combativo pueblo de Chupol, en donde se libraron cruentos combates durante la guerra sucia de principios de los 80.
También lo está la CA-2 Occidente, desde Escuintla hasta la Frontera Tecún Umán. Mario Zumín, reportero de la Sonora, reporta a la hora señalada que en Retalhuleu la única gasolinera abastecedora en el momento comenzaba a reportar escasez. La cola de vehículos tenía ya una extensión de 300 metros, mostrando una nueva faceta de las crisis: el acaparamiento, la especulación y los clásicos bloqueos a las cadenas de abastecimiento cuando en una jurisdicción se corta la libre movilidad. «Los productos de la canasta básica se han escaseado», comenta Mario Zumín, al hablar de lo que acontece en el suroccidente.
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Se observa en estas jornadas que ya no es más la clase media citadina. Se trata del ciudadano de a pie… y, por supuesto, las huestes motorizadas de dos ruedas. Los seguidores de la caravana del zorro se han convertido en miles, y basta llegar a visitar una de las tantas megaobras de la propiedad horizontal en las zonas modernas de la ciudad capital o los condominios habitacionales de las lujosas áreas modernas para observar las colas de tránsito obrero entrando a las labores, enfrentando así la tragedia del transporte masivo urbano causada por la incapacidad edil, que bien se receta emolumentos de 100 mil quetzales al mes, de la manera más burda y corrupta.
La situación es de tal extremo que, en la actualización informativa de Emisoras Unidas, Winston Cano informa que los altos burócratas de la SAT, la recaudadora de impuestos, ha declarado inhábiles los días 9 y 10 de octubre, para la interposición de recursos legales ante la SAT, para dar la debida «certeza jurídica».
Continuando con PROVIAL, el panorama de bloqueos se extiende a todo el país –llegando a 147 putos–. La situación entonces se ha tornado crítica, al punto que finalmente los sectores populares se han politizado, siendo ello un evento que pocos expertos sociales habrían pronosticado en 2015, o luego del amargo retroceso observado en los últimos ocho años. Pero gracias a Jimmy Morales y a don Alejandro Giammattei, así como a las altas magistraturas comandadas por Consuelo Porras y colegas amigos de altos vuelos, la situación gira alrededor de las siempre mágicas opciones: por un lado el cambio de estructuras, que comienza por un giro en las corruptelas y avaricia de élites y clase política; o bien el clásico aterrizaje suave, sacrificando algunos alfiles, que los muy conocidos cortesanos de turno maquinan para afinar el gatopardismo secular. Ya veremos.
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