El movimiento estudiantil universitario y la AEU, representante histórica de aquel, tienen una vinculación muy fuerte con el joven dirigente estudiantil y militante de la juventud comunista asesinado el 20 de octubre de 1978. Su figura resulta cargada de simbolismo y trascendió el ámbito del movimiento estudiantil, aunque en este haya desarrollado su trayectoria [1].
El actual secretariado de la AEU (2019-2021), como parte de un proyecto de cuidado y de remozamiento de la sede y en el marco de una convocatoria artística por lanzarse (que no se había podido desarrollar por la pandemia y las dificultades de cobro de la cuota estudiantil), decidió pintar la fachada, en la que existían varios murales. Pero lo que despertó polémica (incluyendo insultos y amenazas) fue el borrado del mural de Oliverio Castañeda de León.
Este acto, que resulta contradictorio y polémico, tiene una explicación en la historia y situación del actual movimiento estudiantil. Dicho mural fue pintado en 2013, durante el período de la llamada cooptación de la AEU (de 2000 a 2017). La imagen del dirigente estudiantil convivía con un café comercial y con un servicio de fotocopias cuyos ingresos iban a los miembros de la transitoria (entidad inexistente en los estatutos estudiantiles).
Los miembros de la transitoria y de los comités de huelga (los encapuchados) llegaron a desarrollar verdaderas actividades delincuenciales, que nada tienen que ver con la figura del dirigente estudiantil, pese a que la reivindiquen. Uno de los signos visibles de tal reivindicación es el mural en la sede de la AEU. De hecho, es la última huella de su paso por la sede. De ahí su enojo por que se haya borrado el mural y su empeño por repintarlo, pues el gesto del actual secretariado de la AEU también borra simbólicamente su legado [2].
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Es decir, la acción de la AEU es parte de un proceso de resignificación y reorientación del movimiento estudiantil, incluyendo la Huelga de Dolores. Uno de los temas de fondo es que los encapuchados y figuras afines, al margen de reglamentos estudiantiles, mantienen una disputa con la AEU y con otras asociaciones por los recursos y el poder dados por la dirección de la Huelga de Dolores, de la que se han apropiado organizativa y económicamente.
Es solo en este contexto de disputa de la identidad y del proyecto del movimiento estudiantil donde adquiere sentido el gesto del secretariado, pero también el de los encapuchados que llegaron a repintar el mural de Oliverio y otro con la imagen de la Chabela y la frase «Aquí está tu son chabela; no nos lo tientes». Es parte del conflicto entre la AEU elegida democráticamente y los comités de huelga que se organizan de forma autoritaria y al margen de los estatutos.
Evidentemente, la situación tiene otras aristas y complejidades. Esta disputa también se encuentra dentro de un contexto más amplio de memoria e identidad sancarlista que valdría la pena considerar. En esta memoria e identidad se encuentran figuras como la de Oliverio Castañeda de León, espacios como la Huelga de Dolores, la situación académica e institucional, etc. Hay una brecha generacional a la que no se le ha prestado suficiente atención y sobre la cual no se ha dialogado con suficiente seriedad. Quizá la polémica en torno al mural de Oliverio pueda dar pie a planteamientos públicos que permitan reflexionar sobre estos temas.
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[1] Es significativo que la seria y documentada biografía del dirigente estudiantil elaborada por Ricardo Sáenz de Tejada tenga ya cuatro ediciones, lo que la convierte en un best seller en este país.
[2] Al recuperar la AEU en 2017, el secretariado encontró plaquetas que sus integrantes anteriores se habían dedicado a sí mismos.
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