El peligroso virus latente

El 2 de julio, mientras el organismo social guatemalteco se recuperaba de los excesos de un fin de semana largo, el virus latente del Movimiento Reformador (MR) atacó.

Hagamos memoria: el MR fue parte de la Gran Alianza Nacional (GANA), que con el Partido Patriota (PP) y el Movimiento-17 llevó a Berger al poder. Este partido fue fundado por el eterno presidente de la Cámara de Comercio, Jorge Briz, quien para ello aprovechó la organización gremial que lleva controlada por lo menos durante los últimos 25 años.

Consiguió para él la Cancillería con la facultad de realizar nombramientos del cuerpo diplomático y de designar al fiscal general Juan Luis Florido, entre otros premios y lisonjas. Con la salida de Briz del Ministerio de Relaciones Exteriores y la terminación de la legislatura 2004-2008, el MR entra en un estado de latencia.

La Ley Electoral y de Partidos Políticos permite que una organización política permanezca en un estado de latencia indefinida, siempre y cuando realice sus asambleas periódicas y cumpla con mínimos requisitos formales. Los ciudadanos no nos enteramos de la existencia de ese partido. Tenemos el virus, pero no lo sabemos.

Los partidos en estado de latencia están listos para alquilarse, venderse, fusionarse (el mismo FCN-Nación surgió así). Y si la coyuntura política es la adecuada, también para atacar, multiplicarse, llegar a la cabeza y tomar el control del cuerpo-Estado.

Para nutrirse y fortalecerse, este o cualquier partido-virus debe tomar células ya infectadas y valerse de ellas. Es decir, debe valerse de diputados y funcionarios provenientes de otros partidos y gobiernos. Si investigamos rápidamente quiénes son los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional elegido el 2 de julio, encontraremos diputados provenientes de diversas legislaturas con paso por partidos como el FRG, la UNE, Todos, la GANA, el MR, el PP y Líder, entre otros, además de exviceministros, embajadores, directores y asesores en todas sus modalidades.

Las tímidas modificaciones a la Ley Electoral promulgadas el año pasado solo fortalecen a los grandes partidos políticos e invitan a los pequeños ya inscritos a tener un valor económico enorme para caciques salvadores que los utilizarán para ingresar en el botín de la cosa pública.

Veo una y otra vez las fotos de estos machos con camisa blanca y pantalón de lona, en pose de niños dueños del patio de recreo, envalentonados, eufóricos y retadores. Saben que su momento ha llegado, que nada en este país se va a mover si a ellos no les da la gana. El partido-virus está atacando con fuerza. El cinismo y la desfachatez en sus declaraciones denotan un desprecio total de las formas políticas. Apertrechados desde la novena avenida, infectan nuestro cuerpo social.

Somos seres moribundos.