En Guatemala las desigualdades entre hombres y mujeres destacan por encima de otros países de América Latina. Según el último Informe Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado “Desarrollo Humano para todos”, el país registra un índice de desigualdad de género de 0.49, que lo ubica en el percentil 72. Esto significa que Guatemala está en una situación más deficiente que el 72% de los países del mundo.
En la región, sólo Haití registra un índice mayor. Los datos se equiparan a los de regímenes autoritarios de continentes como Asia o África.
En el informe se hace énfasis en la necesidad de eliminar el techo de cristal al que las mujeres se suelen enfrentar para lograr puestos directivos en empresas e instituciones. Gustavo Arriola, coordinador del informe nacional del PNUD, explica que “los puestos más altos todavía siguen estando predominantemente entre los hombres”. Por cada dólar que los hombres guatemaltecos reciben, añade, las mujeres ganan 56 centavos, lo que también evidencia la desigualdad salarial.
“Las exclusiones son sistemáticas y hay muchos otros datos que abonan a que las mujeres en Guatemala estén excluidas desde la niñez. Tienen menor posibilidad de educarse”, continúa Arriola. El experto argumenta que las niñas y adolescentes abandonan la escolaridad antes que los niños, “no precisamente para incorporarse al mercado laboral, sino porque deben atender al cuidado de otros, a labores reproductivas”.
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Según los datos que maneja el PNUD, solo el 41% de las mujeres mayores de 15 años participan en la economía, lo cual oculta una forma no remunerada de trabajo: el trabajo en el hogar. En cambio, el 85% de los hombres ya están incorporado al mercado laboral desde los 15 años. La cifra supera el 90% a partir de los 20 años, mientras que la de las mujeres apenas sube del 50%.
Este dato se extrae de analizar el ingreso nacional per cápita. El PNUD examina la probabilidad de que hombres y mujeres accedan a este ingreso. Para ello, se toma en cuenta el número de personas de cada sexo que tiene acceso a un trabajo agrícola no remunerado; cuántas participan en la economía nacional y otros factores de capacitación. Según Arriola, es una información bastante acertada, que coincide con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida.
Rebeca Arias, coordinadora residente del Sistema de las Naciones Unidas y representante del PNUD, explica que la inequidad se observa también en aspectos como la participación de las mujeres en la política o el acceso a la educación y a la salud. “Uno de los datos que presenta el informe es el de la baja participación de las mujeres en la política. El informe presenta un dato de 14% de participación de las mujeres en el Congreso de la República. Esta información es de 2015, pero los datos después de las elecciones no son muy diferentes. No ha habido un cambio sustancial”, matiza. Incluso, añade, la participación en los gobiernos locales no llega al 3%.
"Cuando hay un intento de reformar la ley para que haya cuotas, hay una oposición fortísima de unos grupos de poder", recuerda Arriola.
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La desigualdad entre hombres y mujeres en escenarios como la política latinoamericana se evidenció a inicios de marzo de este año en un trabajo especial coordinado por la organización Connectas —y en el que participó Plaza Pública—. En el análisis “Mujeres y Poder”, Guatemala ocupa uno de los puestos más bajos, tanto en la equidad de género en la representación en los organismos Legislativo y Ejecutivo, como en la aprobación de leyes de género.