El descaro con el que está actuando el Gobierno y la alianza oficialista en el Congreso extrema la preocupación sobre lo que serán capaces con la ciudadanía distraída.
Una de las «tradiciones» vergonzosas de la política guatemalteca es aprovechar la distracción del asueto de Semana Santa como cubierta para hacer fechorías. La historia es larga, y la naturaleza de estos «madrugones» es amplia y diversa. Ejemplo inolvidable es cuando en 2013 Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti entregaron en usufructo a la empresa Terminal de Contenedores Quetzal terrenos de la Empresa Portuaria Quetzal. Algo similar a lo que pretendían los «inversionistas rusos» en Santo Tomás de Castilla con el soborno de la «alfombra mágica», pero ahora con el gobierno de Giammattei, más corrupto aún que el de Pérez y Baldetti.
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Los madrugones no han sido exclusivos de la Semana Santa. Al final de 2013, también en el gobierno de Pérez y Baldetti, aprovecharon las fiestas de fin de año para que el Congreso aprobara el Decreto número 19-2013 que, entre otras disposiciones, «legalizaba» un esquema de evasión de impuestos. Además de la Semana Santa y las fiestas de fin de año, este 2022 es vulnerable también a los madrugones que se perpetran durante la copa mundial de fútbol, tal como ocurrió en 2014, cuando el gobierno de Pérez Molina pretendía entregarle a la empresa argentina Kolektor, controlada por una mafia internacional, las facultades de recaudación de impuestos, una forma de terminarle de dar el tiro de gracia a la Superintendencia de Administración Tributaria.
Llama la atención que la legislatura en la época de Pérez y Baldetti necesitaba que la ciudadanía estuviese distraída con un asueto o con eventos deportivos. En contraste, la legislatura actual, controlada por Giammattei y su pandilla, ha demostrado descaro en la forma en la que actúa, seguros de la impunidad que les provee Consuelo Porras desde el Ministerio Público y la mafia que mantiene capturada la Corte Suprema de Justicia, las cortes de apelaciones y prácticamente el resto del sistema de administración de justicia. Solo así se explican las aprobaciones recientes de decretos como el de la Ley Piñata, la cual autorizó el robo de Q 3,191 millones, con los cuales está asegurado abundante financiamiento ilícito para las campañas de reelección de los alcaldes municipales y los diputados que continúen demostrando obediencia y servilismo hacia Giammattei y su mafia. Todo un paraíso funcional y operativo para la corrupción.
Así que un escenario posible es que si hoy la mafia de Giammattei puede actuar con descaro y a plena luz del día, no necesite perpetrar madrugones, cubiertos con distractores como los descansos o los eventos deportivos. Igual, tienen impunidad asegurada, y se regodean con la actitud negligente, pesimista y derrotada de una ciudadanía que les deja hacer, que voltea a ver para resolver sus problemas cotidianos, convencida que no tiene caso y que Guatemala ya está perdida.
Pero otro escenario, muchísimo más grave, es que la agenda de estas mafias es mucho peor y más agresiva de lo que hemos visto hasta ahora. Que las leyes que quieran aprobar y las acciones de gobierno que piensan emprender, son tan dañinas que incluso, podrían despertar a la ciudadanía de su letargo derrotista y encender la chispa de la indignación y la protesta, tal como ocurrió en 2020 con la aprobación del presupuesto.
Giammattei y su gente han demostrado que son capaces no sólo de los daños que han hecho ya, sino de mucho más. Y son insaciables, quieren más y más. Por esto, tocará como siempre, estar vigilantes y alertas por los madrugones en esta Semana Santa.
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