Ya estamos consumiendo el último mes del año. Como quien dice el último pedazo de la pizza o la última porción del pastel, para quienes tuvieron suficiente qué comer.
Como en un trance extraño, la tradicional temporada navideña nos llegó mezclada con el campeonato mundial del futbol. Son dos procesos sociales hipnóticos y adormecedores que quién sabe si vuelvan a competir por la atención de la gente.
Pronto algunos analistas harán un balance de este año. Sin entrar en detalles, baste decir que 2022 fue inmisericorde en cuanto a la tala rasa de la demanda pública por un Estado de derecho. Nos deja al sistema de administración de justicia más podrido ...
Como en un trance extraño, la tradicional temporada navideña nos llegó mezclada con el campeonato mundial del futbol. Son dos procesos sociales hipnóticos y adormecedores que quién sabe si vuelvan a competir por la atención de la gente.
Pronto algunos analistas harán un balance de este año. Sin entrar en detalles, baste decir que 2022 fue inmisericorde en cuanto a la tala rasa de la demanda pública por un Estado de derecho. Nos deja al sistema de administración de justicia más podrido de la historia republicana y a los trabajadores de la justicia criminalizados, dispersos y perseguidos. El saqueo de la nación continúa como un tsunami y las perspectivas para el año electoral que se acerca son descorazonadoras.
Para no deprimirnos, es bueno que busquemos algunos temas que nos ayuden a cerrar el año y a principiar el tenebroso 2023 con esperanzas de un futuro mejor. Esta es una propuesta:
Regreso a la escuela presencial. La niñez y juventud necesitan aprender o reaprender a socializar con su misma generación. Debemos estar muy atentos porque nadie se ha ocupado en estudiar el impacto de la reclusión pandémica y la virtualidad educativa en las mentes frescas. La normalidad emergente puede resultar rocosa para muchos y está claro que la calidad educativa está en crisis. No necesitamos añadir más problemas al estudiantado.
Siempre en educación, muchos principiarán la universidad el próximo año. La elección de carrera es importante porque se trata de lo que uno quiere hacer por el resto de su vida. Elegir una carrera porque no lleva matemáticas, porque la universidad me queda cerca o porque se puede pasar fácil es un suicidio profesional. Lo fácil de hoy se puede convertir en una cruz para llevar a cuestas durante toda nuestra vida productiva. Estudiar cuesta y requiere sacrificios y grandes esfuerzos. O lo entendemos o gastaremos mucho dinero para convertirnos en pseudoprofesionales mediocres.
Quienes ya van navegando por una carrera necesitan reflexionar profundamente. Sepan que la exigencia académica para la generación que les antecede fue mucho mayor a la exigencia actual, resultado de intereses mercantilistas y de las exigencias para que las carreras sean fáciles y rápidas. Piense en un médico: ¿quién quiere ser operado por un cirujano que se las arregló para no realizar práctica profesional durante la pandemia, pero saldrá pronto al mercado con título en medicina? ¿Confiaría siquiera en alguien de su promoción? Esto aplica a todas las profesiones. Por favor, por una Guatemala mejor, por un futuro de calidad para ustedes y sus futuras familias (o para sus hijos cuando sean mayores), esfuércense más en aprender que en ganar cursos como quien llena el álbum del mundial.
En estas fiestas de navidad, reflexione sobre sus simbolismos. Se busca despertar la compasión y la empatía, reconocer las cosas que verdaderamente valen (y que no se compran en tiendas). Agárrele el gusto a dar más que a recibir. Recuérdese de quienes son invisibles pero indispensables en su vida (las personas que recogen su basura, las mujeres que cocinan sus tortillas, el jardinero, el guardián de su condominio —si tiene el privilegio de vivir en uno—, la señora que le vende los desayunos, las personas de la verdura, los productores de sus alimentos…). Abra la mano, déjeles saber que reconoce su trabajo y deles algún estímulo. Verá cómo la vida le devolverá más de lo que usted dio.
Reflexione sobre aquello que podemos hacer para proteger al medio ambiente y a la biodiversidad. Si no ayuda, al menos no perjudique. Asumamos nuestra responsabilidad individual en conservar el agua, el aire, la tierra.
Junto a metas económicas, que no tienen nada de malo si las persigue honradamente, propóngase metas que le den fortaleza de espíritu. El arte es un gran aliado para esto. Lea, desarrolle alguna cualidad artística. Propongámonos luchar contra nuestros propios defectos, critiquemos menos y edifiquemos más.
No olvide que en 2023 vendrán a vendernos Judas y Barrabases por redentores. El voto es poder, no se regala ni se vende.
¿Nos encontramos aquí de nuevo en 2023?
Posdata:
Byron Ponce Segura
Autor
Byron Ponce Segura
/ Autor
Ciudadano del mundo con nacionalidad guatemalteca e identidad latinoamericana. Cambia un asiento VIP por una buena compañía en la fila de atrás. Piensa que quien se cree amigo de todos no tiene ni un solo amigo y que la revolución es un acto perenne de empatía.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor. Plaza Pública ofrece este espacio como una contribución al debate inteligente y sosegado de los asuntos que nos afectan como sociedad. La publicación de un artículo no supone que el medio valide una argumentación o una opinión como cierta, ni que ratifique sus premisas de partida, las teorías en las que se apoya, o la verdad de las conclusiones. De acuerdo con la intención de favorecer el debate y el entendimiento de nuestra sociedad, ningún artículo que satisfaga esas especificaciones será descartado por su contenido ideológico. Plaza Pública no acepta columnas que hagan apología de la violencia o discriminen por motivos de raza, sexo o religión
Byron Ponce Segura
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