Según la ciencia, esta nave espacial que llamamos planeta Tierra está a punto de sufrir enormes transformaciones irreversibles. Digamos que se trata de un ajuste de sus sistemas para restablecer ciertos equilibrios vitales. Los humanos lo hacemos a veces. Una dieta, un implante, un divorcio o un nuevo empleo son mecanismos que utilizamos para corregir cosas que sabemos que no están bien aunque puedan resultar traumáticos o incómodos al inicio.
Lo que la ciencia actual nos dice es que ese colosal y masivo sistema que sostiene la vida del planeta está a punto de hacer su ajuste y que este puede significar la extinción de la raza humana o su reducción a un papel mucho menos importante —y dañino— que el actual.
Una manera de llamar a esos cambios es desastre ecológico o desastre climático (nuestra ignorancia no permite llamarlos con precisión). No creo que las ballenas y los manglares lo llamarían igual. El desastre es para los humanos. Para las ballenas podría ser una maravillosa nueva oportunidad.
Por el camino que vamos, ni el dinero ni la posición social ni las posesiones materiales servirán para librarnos o exonerarnos.
Pero, como muchísimas personas pensarán que esto que digo arriba no es cierto, es exagerado o no tiene nada que ver con ellas o con sus familias, dejemos el asunto como una reflexión en torno a la brecha del conocimiento.
Se ha comprobado abundantemente que los pueblos antiguos, aquellas civilizaciones y culturas hoy desaparecidas o en el disparadero, poseían conocimientos de los cuales tenemos apenas idea. La paradoja es que la masa de conocimientos nuevos y de información disponible no tiene comparación en la historia de nuestra especie humana. Sin embargo, la cantidad de conocimientos desaparecidos puede resultar más importante que todo lo nuevo.
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Imaginémonos por un momento sin electricidad, sin agua, sin telecomunicaciones, sin alimentos para cosechar. Imaginémonos un año entero sin esos recursos que hoy vemos como permanentes e imposibles de desaparecer. ¿Cuánto tiempo duraríamos con vida y qué proporción de nosotros sobreviviría a esas condiciones?
Los conocimientos perdidos se han ido con la gente. Las lenguas que desaparecen por nuestra indiferencia se llevan consigo el nombre de cosas y conceptos que ahora tendremos que redescubrir casi al azar. No comprendo cuando algunas personas hablan, por ejemplo, sobre el anacronismo de las lenguas de los abuelos. No tienen una pizca de idea respecto a de qué se están perdiendo.
Los chamanes son guardianes de los conocimientos que nos ayudarían a sobrevivir en el escenario de una catástrofe ecológica. Nuestros idiomas modernos tienen nombre para cada cosa de las nuevas tecnologías, pero resultan ignorantes de las palabras y los conceptos que serían claves para sobrevivir.
Los bosquimanos saben hablar con los leones y tienen nombre para cientos de huellas de animales de caza. Los primeros son sus socios de cacería y las segundas sirven para identificar y rastrear a la presa seleccionada sin siquiera verla.
Algunos chamanes no solo conocen los nombres de los ruidos y de las plantas del bosque, sino que pueden traspasar el umbral de mundos paralelos que, por no tener siquiera idea de su existencia, hoy pensamos que no existen. Es la civilizada y arrogante manera de disimular nuestra ignorancia.
Parte de los conocimientos perdidos se refiere a la vida y al lenguaje de las plantas. Este tema no es nuevo para algunos científicos que valoran a las culturas antiguas e intentan comprender sus signos y valores. Muchos de ellos se dedican a estudiar y comprender lo que se va perdiendo en la bruma del olvido. Hoy algunos científicos de la élite académica en prestigiosas universidades nos cuentan lo que civilizaciones desaparecidas conocían muy bien. Por ejemplo, que los árboles llevan una vida social (es decir, que un bosque es una sociedad activa y que sus individuos son capaces de escucharse, aprender unos de otros y pasar conocimientos a la siguiente generación). Cerraremos el año de esta columna ahondando un poco en estas cosas y brindando referencias para quien quiera profundizar en el tema.
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