Y aunque no se conforman con perder su tajada, la compra en el corto plazo se les ha puesto cuesta arriba. Los argentinos protestan porque ya dieron el anticipo de las comisiones y porque aquello de que no era una compra, sino una adquisición, se les ha vuelto un enredo mayor. No fue suficiente destituir a dos funcionarios responsables y respetables de la Contraloría General de Cuentas. El negocio está naufragando, y no hay, en el corto plazo, naviera que los rescate.
Jimmy insiste en su broma para estúpidos de que solo Guatemala baja aviones del narco con camiones viejos cuando hasta un niño de preprimaria sabe que eso es imposible. Y lo que sucedió con esos camiones fue que, detenido el avión por los guardacostas estadounidenses, los camiones del narco-Ejército solo sirvieron para transportar la droga, ¡siempre bajo la vigilancia directa y estrecha de los marines, sabedores de que el negocio del tumbe es práctica común entre la alta oficialidad de las fuerzas (des)armadas de don Jimmy, tal y como ha sido demostrado en todos los casos en los que llegan a las avionetas cuando ya les dieron todo el tiempo del mundo para descargar! ¿Por qué un empresario de los estupefacientes invertiría en un jet cuando en todo 2018 no se interceptó una sola avioneta y los cargamentos llegaron a feliz destino? El libre mercado de las drogas funciona tan bien en Guatemala que hasta un presidente iban a colocar. Y todo, como bien se sabe, con el apoyo directo del presidente Morales.
Pero su problema principal no es ese. Su mayor dificultad en estos momentos es que el jefe mayor de la embestida neoimperialista lo ha mandado al cajón de la basura. Jimmy nunca entendió que Trump no tiene aliados, mucho menos en estas tierras para él desconocidas. El tiene sirvientes, descartables cuando no cumplen con sus órdenes. La alegría del servil fue linda mientras duró, pero en época de campaña todos los que no sean útiles serán decapitados.
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Con su tradicional supuesta ignorancia y tendencia a enredarse en sus propias palabras, luego de negar que el asunto por tratar con Trump fuera ese, cuando este suspendió la reunión porque no se firmaría lo acordado y lo condenó a no recibir dinero para hacer su atadito de final de período, en entrevista posterior dijo primero que «dentro de los convenios que se han hablado [sic] no hay ningún convenio que se pueda tipificar como tercer país seguro», para más adelante decir que sí han hablado, su gente y la de Trump, de «encontrar el acomodamiento de convenios internacionales que vienen desde los años 50, en donde posteriormente acuñan un vocablo como de tercer país seguro».
Para salvarse de responsabilidad se refiere a la tercera persona plural. ¡Son otros los que acuñan el «vocablo», que, según su narrativa, no es sino una simple modernización de convenios antiguos! Pero antes dijo que no se hablaba de un convenio, sino de varios. Según él, debemos asumir que eso de tercer país seguro es algo que «autoridades de otros países» (en plural, cuando es solo Estados Unidos el que propone eso) han pedido y que es solo una posibilidad.
En su enredada y tramposa explicación, a pesar de su deseo de zafar bulto, queda claro que estaba dispuesto y más que comprometido a firmar con Estados Unidos un convenio, nuevo y diferente, en el que se establecía a Guatemala como tercer país seguro, que no es otra cosa que establecer campos de concentración. ¿Deambularían los ciudadanos de otros países por las calles de Guatemala sin trabajo, sin qué comer, sin más que la ropa que lleven encima, o se los reduciría a campos de concentración? Cierto: sus corruptos militares tienen ya experiencia en eso, pues las inhumanas aldeas modelo no fueron sino campos de concentración de población desarraigada en la época del terrorismo de Estado.
Pero todo su castillo de arena se lo deshizo la Corte de Constitucionalidad, que en los últimos meses se ha convertido en la muralla que el país ha tenido para impedir todos los desaciertos oportunistas y corruptos del actual presidente y de su grupo.
Si la compra de los aviones está cada vez más más lejos de dejarles jugosa comisión, el enojo de su patrón Trump puede aislarlos de tal manera que no habrá Netanyahu capaz de salvarlos.
Pero no debemos cruzarnos de brazos, pues tanto él como sus aliados, a la derecha y a la izquierda, sin ninguna base documental, siguen gritando que hubo fraude electoral, creando posibilidades de que él y su narcogrupo mantengan el control del Estado.
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