Una columna publicada el 16 de agosto en Prensa Libre, titulada ¡Justicia indígena!, debe servir como un recordatorio de que, antes de emitir opinión, uno debe informase mínimamente sobre el tema. Como suele sucederle al señor Trujillo, este disfraza sus disparates populistas de argumentos informados y toma posturas basadas supuestamente en el sentido común. Pero lástima que el sentido común no sea tan común. La sobresimplificación y la mala representación son, definitivamente, talentos de él, pero el análisis profundo basado en conocimientos, lectura, experiencia y estudios no. Quizá las complejidades de todo lo que implica el pluralismo jurídico rebasan las capacidades intelectuales de dicho columnista. O quizá su discurso no sea motivado por otra cosa que el racismo.
Casi todos los que argumentan en contra de la reforma al artículo 203 empiezan con lo mismo: el miedo. Miedo a los latigazos, miedo a lo desconocido, miedo a poner en riesgo la sacrosanta certeza jurídica. Para informarnos sobre la justicia indígena podemos dar una vuelta por YouTube. El día que un columnista invita al lector a informarse a través de videos de YouTube es un día triste para el análisis político y el periodismo. Los videos a los que se refiere el señor Trujillo son el pan de cada día de Nuestro Diario: amarillistas, sensacionalistas y no representativos de los sistemas de justicia indígena.
Señor Trujillo, si a usted de verdad le interesa conocer a fondo la justicia indígena, quizá debería darse una vuelta no por YouTube, sino por Santa Cruz del Quiché, y ver cómo el alcalde indígena, Juan Zapeta, se coordina con el sistema estatal y resuelve mas de 30 conflictos al mes. O pase por el territorio de los 48 cantones, donde se aplica la justicia indígena y uno de los lugares con las tasas de violencia y delincuencia más reducidas.
Si no se atreve a pasar por las comunidades indígenas por miedo a ser objeto de las «prácticas deleznables y humillantes» de sus integrantes, lo invito a leer algunos textos sobre la aplicación de la justicia indígena y su coordinación con el sistema estatal: Dos justicias: coordinación integral e intercultural en Guatemala y Pluralismo jurídico y derechos indígenas en Guatemala, del diputado Amílcar Pop. También lo invito a conocer los distintos fallos de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Constitucionalidad que avalan el sistema de justicia de los pueblos indígenas. Y si no le basta con experiencias nacionales, lo invito a indagar en el derecho comparado y a conocer el tema más allá de Guatemala: quizá le interese leer acerca de los procesos de reformas constitucionales importantes en los países andinos, particularmente Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador, donde en los años 1991, 93, 94 y 98, respectivamente, se reconoció el pluralismo jurídico en sus Constituciones.
Al señor Trujillo no lo invito a mirar videos voyeristas y sádicos en YouTube, que no representan la realidad de la vida en las comunidades. En cambio, lo invito a leer un poco más sobre este tema. Si de verdad le preocupa la coordinación entre el sistema de justicia indígena y el estatal, lo remito a la iniciativa de ley 3946, Ley de jurisdicción indígena. También, a lo mejor, le gustaría conocer todos los tratados internacionales (por ejemplo, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo —OIT—) que obligan al Estado a respetar las formas diversas de hacer justicia de los pueblos originarios.
Señor Trujillo, ¿por qué no hablamos del tema cuando se haya molestado en consultar los estándares internacionales relevantes y los textos académicos citados y después de que haya ido a ver cómo funciona la justicia en la mayor parte del país donde vive? Así podremos platicar como adultos, con ideas bien formadas, en vez de estar regurgitando los mismos argumentos que tienen como base el miedo y el desconocimiento.
Cuando argumentamos con semejantes generalidades, soundbites y sentido común, no estamos entrando en un debate real, ya que no se puede debatir con una persona que no entiende el tema: estamos simplemente tirando barro durante el recreo. También estoy dispuesto a conocer algunas de las lecturas académicas en que usted basó sus opiniones.
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