Hijo de los barrios tradicionales de la ciudad: La Candelaria y San Pedrito. Sus padres nacieron y crecieron en la década de los 40. Un tiempo de tensión y ruptura de una dictadura de 14 años, un tiempo de cambio y de esperanza. Ambos llevaron a la casa que formaron sus propias melodías. El padre, la de la música clásica, la de los compositores rusos. Y la madre, la de la danza, la del piano y del acordeón. No pasaría mucho tiempo antes de que Sergio Reyes Mendoza llegara a ese punto de su infancia en el que descubriría la capacidad de codificar un nuevo lenguaje, un lenguaje de sonidos. Y que, a través de la flauta dulce y de un órgano de juguete, también podía expresar sus emociones.
Su camino musical quedó definido a los 9 años, cuando conoció a don Manuel Alvarado[1], el músico, director y fundador de la Sinfónica Juvenil de Guatemala, una agrupación que surgió en 1970 y desapareció en el año 2000. Como si se tratara de un quiromante, don Manuel le vio las manos y le dijo que estudiara violín. Fue él, también, quien le señaló la necesidad de especializarse fuera del país. En 1991, le dieron a Sergio una beca en Michigan, en donde estudió interpretación y composición. Su carrera formativa lo llevó brevemente a Europa y, ya de vuelta en Estados Unidos, también lo llevó a la literatura hispanoamericana. Una experiencia que terminó marcando parte de su producción musical y dio pie para que empezara a contar historias.
Primer vuelo, una obra de 1997, surge de un texto de Julio Cortázar acerca de la vida y la muerte y se convierte en un homenaje. Partiendo de la crónica que Enrique Gómez Carrillo le dedica al Tango, en el libro que resulta de su primer viaje a la Argentina, El encanto de Buenos Aires es una pieza que celebra al cronista guatemalteco y a la memoria del pianista rosarino Octavio Brunetti. Luz de Tecunas es la obra con la que Sergio Reyes se unió a la conmemoración del 50 aniversario de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Miguel Ángel Asturias, en 2017, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional. Y con la evocación musical de la poesía de Humberto Ak’abal, Reyes recibió una mención honorífica en el Certamen Centroamericano «15 de septiembre», de 2019, en la rama de composición musical, en donde, un año antes, en 2018, ya había obtenido el premio con una pieza para quinteto de vientos metales dedicada A las poetas de este tiempo.
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Pero Sergio Reyes Mendoza no llegó a nombrar Guatemala únicamente por la vía de sus escritores. Su relación con la realidad social del país es estrecha a pesar de los kilómetros que los separan. Sus composiciones hacen eco de la dureza de la vida rural, de los contrastes de la sociedad guatemalteca y transitan musicalmente a través de algunos de sus episodios contemporáneos más dolorosos, como la muerte de las niñas del Hogar Seguro, o la tensión, las ausencias y la resiliencia que han marcado el tiempo de la pandemia. A Reyes le interesa lo que la región vive y sufre, le interesa su historia, sus luchas y la preservación de la memoria, esa a la que le ha dedicado un capítulo especial en su obra titulada 900, en referencia directa al número del decreto de modificación de tenencia de la tierra, que finalmente propició el derrocamiento del gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán en 1954. La obra, que fue creada por invitación del Multicultural Music Group, se presentó primero en Nueva York y llegó a Guatemala en 2017, acompañada de la Sinfónica Nacional, del trabajo fotográfico de Daniel Hernández Salazar y del archivo visual de la familia Árbenz Vilanova. Una experiencia que aún recuerdan quienes la vivieron en la Gran Sala del Teatro Nacional por la potencia de su impacto visual y musical[2].
Con todo, la música de Sergio Reyes Mendoza lleva siempre una chispa que pareciera ser el sonido de la esperanza, un sonido que bien podría tener la intención de contagiar un atisbo de luz, ese que brilla en el fondo de la fe y que pocos aún pueden ver. Su arte es un registro musical que da cuenta, de otra manera, de una parte de la historia de este país, esa que nos trajo hasta aquí, esa de la noche oscura por la que hay que seguir caminando hasta que a lo lejos alguien anuncie que en la distancia, probablemente, ha empezado a amanecer.
La obra musical de Sergio Reyes Mendoza se puede explorar en el siguiente enlace: https://soundcloud.com/user-10860287/tracks
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