Francis, de Hot Sugar Mama.
Pude ver cómo la cantidad de gente en los conciertos aumentaba de varias decenas a varios cientos, a varios miles y luego de regreso a las decenas. Bohemia Suburbana convocó a más de 10 000 personas en la Plaza de Toros en su primer regreso allá por 1999. Viernes Verde tuvo una seguidilla de tres Garras Chapinas con al menos 4 000 personas cada una a principios de los 2000.
Hoy lograr asistencias de esta magnitud es improbable no solo para estas dos instituciones del rock nacional, sino principalmente para la nueva generación de bandas y artistas. Y esto da la impresión de que este movimiento artístico está moribundo. ¿Qué pasó?
Mito. El problema es que las radios no apoyan a los artistas nacionales, y sin radio la gente no puede conocer la música.
Hecho. Hay muchas más formas de exponer la música. De hecho, a nivel mundial la radio ha bajado su impacto, especialmente en la gente joven. Eso quiere decir que es cuestión de tiempo para que la mayoría de las personas consuman su música desde la red. Ahora la banda o el artista tiene en sus manos la responsabilidad de poner la música donde la gente pueda encontrarla: si una banda no está en iTunes, Deezer, Spotify, etcétera, simplemente no existe.
Mito. En Guatemala ya no hay bandas buenas. Todo se murió con las bandas de los noventa.
Hecho. Por el contrario, el panorama musical es mucho más rico y diverso. Solo el año pasado se publicaron cerca de 40 discos de música alternativa. Hoy existen más bandas, que graban mejor, que tienen mejores videos y que dan mejores conciertos que en la época dorada. Además, muchos de estos grupos han tenido más roce internacional no solo porque han tocado fuera de nuestras fronteras, sino porque su música es un éxito en radios extranjeras.
Hecho. Vivimos en una cultura de nostalgia en cuanto a la música alternativa nacional. De ahí que exista una banda tributo al rock nacional. Por alguna razón, las canciones dieron el salto generacional, pero no la curiosidad y el espíritu de búsqueda de nueva música que en algún momento las hizo exitosas.
Mito. Las bandas reconocidas no apoyan a las nuevas.
Hecho. Muchos de los grandes les han dado la oportunidad de abrir sus conciertos a bandas con menos trayectoria. Algunas han sido buenas y han aprovechado el espacio. Otras han sido nefastas y esa ha sido su forma de autodepurarse y salir de escena. Ahora bien, también existen envidias, conflictos y problemas entre algunas bandas, lo cual es ridículo en una escena tan pequeña como la guatemalteca, donde todos deberían poder tocar con todos sin problemas.
Mito. Nadie apoya a las bandas nuevas.
Hecho. Hoy hay una apertura particular de varios medios de comunicación hacia el arte joven: medios escritos, programas de televisión, programas de radio y sitios de internet. Lo que sucede muchas veces es que el artista se acerca al medio con muy poca información, sin un kit de prensa, sin una foto con calidad, y a veces se tarda varios días para enviar la música. Incluso hay bandas que no llegan a las entrevistas o las cancelan minutos antes.
Hecho. Quizá el apoyo más caprichoso sea el del público. Cada vez son menos las personas que están dispuestas a pagar la entrada a un concierto de una banda de la cual no conoce ni una canción, mucho menos a comprar un disco.
Hecho. Es muy importante que las bandas y los artistas inviertan en sus proyectos musicales (tiempo, dinero, grabaciones, videos, fotos, material promocional, sonido en vivo, colocación de música en sitios web, etcétera). La mejor estrategia es tocar con quien sea, donde sea, como sea, y que luego del concierto la gente pueda encontrar la música sin problemas. Básicamente, estar presente en todos los frentes.
Al final, la escena de la música alternativa sigue dependiendo de lo que siempre ha dependido: de artistas comprometidos y de un público de mente abierta. Ambos tienen que invertir. Los demás son factores externos.
Les dejo una playlist con algunas bandas de la nueva generación que vale la pena escuchar y ver en vivo. Es hora de abrir nuestra mente.
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