Son 49 guatemaltecos los que Estados Unidos ha incluido en la Lista Engel en los últimos tres años. Los pocos nominados a quienes he oído opinar acerca de su inclusión dicen (palabras más, palabras menos) que les viene huango.
Existe a la fecha una idea equivocada con relación a ese dichoso listado que «según la Ley de Compromiso Reforzado entre los Estados Unidos y el Triángulo Norte, más conocida como “Lista Engel”, es una herramienta para contrarrestar la corrupción en la región de Centroamérica»[1].
Solo esa explicación es para poner las barbas en remojo. Según la fuente citada, se trata de una ley de compromiso y una herramienta que tiene Estados Unidos «“para proporcionar consecuencias inmediatas a las personas que participan en la corrupción y en actos que socavan la democracia en El Salvador, Honduras y Guatemala, e incluye a las personas que se ha determinado que han participado a sabiendas en acciones que socavan los procesos o las instituciones democráticas o que han participado en actos significativos de corrupción”, explicó la Embajada de Estados Unidos en El Salvador al ampliar el listado en septiembre pasado»[2].
Debe entenderse entonces que no se trata de una simple cancelación de una visa para ingresar a dicho país, no señor, no señora.
Las sanciones van mucho más allá, entre otras, algunas precedidas de su respectiva advertencia con relación a bloqueo de propiedades y a la continuidad de la investigación que llevó a dichas personas a tan vergonzosa galería de la mala fama. Resalta entre varias la siguiente prevención: «El Departamento de Estado ha asegurado que se siguen investigando a los incluidos en la lista y que podría “utilizar otras herramientas para desbaratar las actividades corruptas y antidemocráticas” en esos países»[3].
No son pocas las fuentes donde el Departamento de Estado hace notar de dónde les llega a ellos la información. De tal manera, no obedece la decisión a un antojadizo arbitraje o a resultado de calenturas ideológicas. Así, las consecuencias pueden ser muy pero muy serias.
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Un caso típico corresponde al del expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández. Yo estaba en Ciudad Gracias el 9 de agosto de 2019. Había llegado para investigar acerca del edificio que albergó la Audiencia Real de los Confines (con relación a una novela histórica que estoy escribiendo) y ese día, tuve que suspender mi trabajo de campo porque había una enorme manifestación de apoyo a dicho, hasta entonces, presidente de la República. Las consignas que gritaban los manifestantes (con la típica voz famélica y apagada de quien está allí a disgusto) eran contra de Estados Unidos. Me enteré de que dichas protestas se debían a señalamientos de aquel país (USA) con relación a la participación de un hermano de Juan Orlando Hernández en la comisión de delitos vinculados al transporte de drogas. Llevaban como pancartas fotos de su presidente. En las mismas su rostro era altanero y su mirada desafiante. En discordancia, el martes 15 de febrero de 2022 observé las fotos de su humillante aprehensión. Sin duda, los grilletes en las muñecas y en los tobillos enlazados por sendas cadenas que lo obligaban a encorvarse y no mostrar el rostro no eran necesarios. Tan innoble injuria fue para provocarle un escarnio cruel y despiadado. A la sazón, contrasté también esas imágenes con las fotos de presuntos delincuentes que en Guatemala se presentan a los tribunales con un antebrazo metido en un cabestrillo para evitar las esposas y recordé la metáfora de la cobra. «Se trata de una alegoría que me contó un amigo jesuita en ocasión de un retiro espiritual que vivencié bajo su dirección. Me aleccionó así: “Las cobras no se molestan en perseguir a sus presas. Las cobras se enrollan, se yerguen y se mecen lentamente, de un lado a otro. El movimiento pendular y la fascinación que provoca atrae a los roedores. Estos se acercan confiados y se arriman a una distancia alcanzable. En este momento la cobra emite un peculiar silbido, se arroja sobre ellos y los engulle”»[4].
Vistos esos contextos, al entendido por señas. A muchos guatemaltecos nominados a la Lista Engel el poder los tiene muy fascinados y no se han percatado de que la cobra está muy cerca de emitir su silbido y arrojarse sobre ellos.
Para su coleto, Juan Orlando Hernández, antes de ser capturado, fue incluido en dicha lista.
Hasta la próxima semana, si Dios nos lo permite.
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