La Fundesa no es un centro de pensamiento, como se la identifica en la entrevista. Es, como sus propios miembros la identifican en su sitio web, una entidad privada «para generar programas y proyectos que impulsen el desarrollo económico y social» del país. Es, pues, una ONG más, solo que financiada en buena medida por el sector más poderoso del empresariado guatemalteco.
Como lo muestra la nota, Paiz se ha puesto al centro del esfuerzo por proveer al país pruebas que permitan detectar el contagio de covid-19, para lo cual ha movilizado recursos de donantes privados que, sin embargo, no han sido suficientes para proveer al país la suficiente cantidad de pruebas para diagnosticar con eficacia la dispersión del contagio. La actitud centralista y poco transparente del presidente de la república ha impedido que hasta aliados íntimos como la Fundesa puedan aportar de manera más efectiva al combate de la pandemia.
Paiz narra no solo las dificultades que todos los países tienen para adquirir pruebas PCR, sino también las exigencias tecnológicas que estas requieren para su uso. Pero también deja en evidencia que en esa «pelea feroz» por adquirir pruebas, Gobierno, empresarios e Instituto Guatemalteco de Seguridad Social salieron casi por su lado a comprar puchitos. Que si el Gobierno no consigue el reactivo para el análisis de las pruebas Kogene, la «Fundesa sí lo ha encontrado», mas no deja claro que lo haya encontrado para uso del Gobierno. Sí queda claro que se han sentado sobre «las diez mil pruebas rápidas que la Fundesa aún no le ha entregado al Gobierno», porque, dice, no saben «cuál es el momento correcto» ¿para su entrega o para su uso?
En la entrevista queda en evidencia que no hay disposición ni mecanismos para, unidos, ir a la búsqueda de todo ese arsenal de pruebas. Queda también claro que los empresarios intentan ayudar imponiendo sus criterios y que el Gobierno quiere imponer los propios. Sin un comité de crisis compuesto por profesionales, con autonomía y capacidad de decisión, Guatemala parece caminar a resultados funestos.
[frasepzp1]
En uno de sus tantos arranques de emoción, el presidente Giammattei prometió que haría convenios con las universidades para ampliar la capacidad de análisis de pruebas, pero hasta ahora, que sepamos, ni las universidades aliadas a la Fundesa (en particular la Universidad del Valle) ni la USAC han entrado de lleno en el proceso. El Gobierno, pero también la Fundesa, parecen no aceptar que, a pesar del abandono en que la investigación científica se encuentra en el país, la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la USAC sigue siendo un centro de referencia, por lo que su aporte en esta crisis sería no solo importante, sino indispensable.
Las consecuencias están ya a la vista. Los pacientes leves y moderados del hospital temporal del Parque de la Industria se molestan, desesperan y están a punto de amotinarse porque, además de no tener suficientes insumos básicos, los resultados de las pruebas tardan en llegar, de modo que la estancia se les hace más larga y angustiosa.
Con un stock de pruebas, reactivos y equipo suficientes, los contagios de la fábrica KP Textiles podrían haber sido menos, siempre y cuando, además, las medidas de aislamiento se hubieran cumplido a cabalidad. Pero para ello es indispensable que el empresariado, visiblemente rico y de larga data como los Fundesa (o recientes y ocultando sus beneficios como los de las maquilas), hagan realmente efectivo su cumplimiento con el Estado de derecho, que en este caso es cumplir disciplinadamente las disposiciones sanitarias. Las cuarentenas solo son posibles y efectivas si los sujetos en observación no tienen motivos ni condiciones para romperlas. El acondicionamiento de centros especiales con atención efectiva es parte de los grandes déficits que en esta coyuntura se han sufrido.
Paiz informa que, para el gobierno de Jimmy Morales, él y varios miembros del Consejo de Fiduciarios de la Fundesa financiaron ilegalmente su campaña y produjeron propuestas que supuestamente han mejorado el sistema de compras del Ministerio de Salud. Sin embargo, tal mejora parece no ser suficiente o del todo eficaz en esta coyuntura.
[frasepzp2]
El combate de la covid-19 en Guatemala ha sido una cadena de buenas intenciones, mentiras y desaciertos, lo que ha hecho que, luego de un buen inicio, pasadas diez semanas, estemos, guardando las proporciones, casi en las mismas condiciones de Brasil y caminando a un horizonte parecido al de Ecuador. Hacer pruebas es indispensable, pero para ello es necesario ampliar sustancialmente la capacidad analítica de los laboratorios.
Aunque Salvador Paiz se hace eco de la demagogia gubernamental, muy posiblemente porque, como sucedió con Jimmy Morales, este es también su gobierno, lo cierto es que este presidente, como aquel, camina por su lado y no es capaz de construir equipos independientes, sino solo grupos que acepten sin chistar sus disposiciones. Es falso que Guatemala cuente con 1,920 camas nuevas para la atención exclusiva de personas contagiadas con covid. Según datos del Ipnusac, en los cinco hospitales temporales (de campaña) y en el de Villa Nueva está previsto albergar a un máximo de 877 pacientes, pero en la actualidad apenas están funcionando tres de ellos y hace falta habilitar 380 camas.
Si bien es cierto que la Fundesa no hegemoniza el accionar del empresariado guatemalteco, sus fiduciarios provienen de las más grandes y poderosas industrias, mas, a pesar de ello, no fueron capaces de convocar al IGSS para que antes de que llegara la crisis estableciera las previsiones más económicas para alojar pacientes leves y moderados. Si desde nuestros espacios algunos columnistas propusimos a finales de marzo que alquilar hoteles era una solución rápida para ubicar personas en cuarentena o pacientes leves, ¿por qué hasta ahora se está corriendo para hacerlo?
Tal vez todo este complejo entramado de buenas intenciones con malos resultados tenga su explicación en la tendencia de empresarios como Paiz y de ONG como la Fundesa a confundir filantropía con responsabilidad ciudadana. Asumir como parte de la responsabilidad empresarial hacer donativos para compra de equipo en tiempos de crisis es de una miopía que raya en la ceguera. Sistemas de salud fuertes, con atención primaria ágil y universal, han logrado enfrentar con éxito el ataque de la pandemia. Costa Rica y Eslovenia son casos que se deben considerar. No es diciendo que los empresarios chapines son los que más han donado como vamos a tener un Estado capaz de atender la necesidades de todos los guatemaltecos en una crisis.
Si la Fundesa y sus financistas, así como sus universidades y centros de estudios, quieren un país que funcione, lo primero que hay que poner sobre la mesa es cuánto de las grandes ganancias debe ser devuelto a la sociedad en aportaciones fiscales, de manera que tanto capital como trabajo sean digna y honestamente rentables y aporten para construir un país por lo menos viable.
Más de este autor