La ciencia avanza y suceden cosas de las que nos enteramos sin poder disimular la cara de bobos. Algunas son muy buenas y otras no tanto, porque progreso no es sinónimo de bienestar.
Un tema actual es la biología sintética. Se necesita de un libro entero para comprender el concepto y su discusión es compleja. Yendo a lo simple, se trata de la creación de partes orgánicas por vías de ingeniería y no por los medios tradicionales (como la reproducción).
Por ejemplo, se está creando productos animales a partir de células de diseño y no de organismos que se reproducen. Imaginemos un buen trozo de lomito desarrollado a partir de ingeniería molecular en vez de ser un corte de bovino. O la producción de órganos a partir de la manipulación de una célula sintética original.
Un área de aplicación práctica es la alimentación. Por ejemplo, si nos referimos a la terrible ineficiencia ecosistémica de la ganadería vacuna (que convierte productos vegetales —pasto— en productos animales —carne, leche y derivados—), resulta atractiva la idea de utilizar 10 veces menos agua, 5 veces menos energía y 100 veces menos tierra para entregar los mencionados productos.
Sin duda alguna hay fuertes debates bioéticos y religiosos, porque significa entrar al negocio de la vida desde el laboratorio. Y falta la dimensión política.
A esta reflexión se entrega el sitio especializado en temas de alimentación lafaimexpliquee.org y de ahí hemos sacado el material básico para este artículo.
Algunos pronostican que, para 2030, se alcanzará una reducción de 80 % en el costo de producir proteína animal y el ahorro seguirá creciendo con un margen de otro 10 % en cinco años más. Parece muy prometedor.
Imaginémonos que la nueva ingeniería nos enseña cómo alterar moléculas o crear nuevas y nos deja el algoritmo (o la receta) para convertirlas en nuevos productos. Entre eso y los algoritmos para desarrollar aplicaciones informáticas habría poca diferencia. Por eso se habla ya de software alimentario, lo que viene a ser parecido a producción alimentaria de tipo informático. Se acabaría la dependencia de la tierra y de las variaciones climáticas. Lea algunas inquietantes reflexiones sobre agricultura, ganadería y alimentación aquí.
La lista de ventajas es larga. Producción alimentaria casi ilimitada, comida mucho más barata, producción en cualquier sitio donde se pueda montar un laboratorio molecular… Ojo: hombres y mujeres dedicados a la agricultura y a la ingeniería agronómica pasarían a ser prescindibles, si no anecdóticos.
Figura 1: Carne sin carne
Fuente: IPES-FOOD
Todo esto parece sacado de alguna película del futuro, pero uno de los plazos citados (año 2030) ya casi deja escuchar sus pasos. Una razón por la que debemos prestar más atención está en la lista de financistas e inversionistas en estas líneas de investigación (ver gráfica 1). Estos jugadores son los dueños del estadio, la pelota y los árbitros del sistema agroalimentario actual.
Por ello, vale la pena atender algunas advertencias, como las elaboradas por el Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food). Este grupo «reúne a expertos en medioambiente, economistas del desarrollo, nutricionistas, agrónomos y sociólogos, así como a experimentados profesionales de la sociedad civil y los movimientos sociales». Su voz crítica sobre sistemas alimentarios es muy respetada.
Este resumen de su estudio Proteínas y política: mitos y realidades sobre la carne, el pescado, las «proteínas alternativas» y la sostenibilidad nos ofrece una perspectiva importante sobre el tema y es bueno que la conozcamos antes de que en el Congreso aparezcan proyectos de ley redactados y bien lubricados por el gran capital transnacional y sus socios locales.
Gráfica 1: Principales empresas de síntesis de carne en laboratorio e inversores clave
Fuente: IPES-FOOD
En síntesis, el panel advierte que el debate se ha sobresimplificado a fin de distraer de otros problemas importantes, que no se discuten los costos sociales y económicos del milagro tecnológico y que se está dejando de lado a muchos actores de los sistemas alimentarios que saldrían sumamente perjudicados.
Necesitamos que la gente seria de este país en tanques de pensamiento, academia y fuerzas sociales se sienten a conocer y discutir el tema.
Estamos avisados.
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