Un giro o punto de quiebre es un suceso o serie de sucesos que cambian el discurrir histórico de un territorio. Nosotros, como Verapaz, tenemos tres muy bien localizados en nuestro tiempo/espacio. Mismos que por su impacto rompieron nuestros tejidos sociales y urgen a una reconstrucción territorial. Debo advertir que no conocer nuestra historia pondrá, a cualquier candidato o a cualquier diputado o alcalde, en una posición de desventaja con relación a su liderazgo en la región.
Habida cuenta de que aún hay tiempo para que dediquen unas horas a una revisión histórica e historiográfica de la zona donde pretenden liderar, les comparto los tres más importantes en los últimos cinco siglos.
El primero: la autonomía de nuestra región entre 1537 y 1609.
Nosotros fuimos una especie de país autónomo (1537-1609). Ello provocó que nuestra historia fuera diferente a todo el territorio que hoy se conoce como Guatemala y al cual pertenecemos como Región II-Norte. Los límites geográficos eran al norte, la confluencia de los ríos Sibún y Sarstún; al sur, el río Motagua; al oriente, el océano Atlántico (Izabal era de la Provincia de Verapaz); y, al occidente, el río Chixoy.
El gobierno de las Américas desde España estaba presidido por el Rey, luego sucedían los consejos de Indias y de Castilla, los virreinatos cuyos dos más importantes fueron México y Perú, las audiencias para los asuntos judiciales que para Guatemala, Honduras y Nicaragua lideraba la Audiencia Real de los Confines, y finalmente, se contaba con los ayuntamientos o cabildos municipales.
Ha de saberse entonces que el territorio nuestro, conocido primero como Tezulutlán y como Verapaz después, estaba exento de esas categorías porque el gobernador obviaba esas estructuras jerárquicas. Se entendía solo con el Rey. Se trataba de la Provincia de Verapaz fundada por real cédula el 15 de enero de 1547 y el gobernador era el Aj Jolomná de toda la Tierra de Guerra, Aj Pop O’Batz. Esa autonomía la perdimos en 1609.
El segundo: la impronta alemana y cafetalera en Verapaz. La erupción del volcán Tambora el 10 de abril de 1815.
De acuerdo a datos extractados del texto de cátedra Volcán Tambora (Indonesia) en 1815: La erupción más grande de la historia y sus consecuencias, del geólogo Camilo Vergara, publicada en junio 2014, el Tambora es un estratovolcán ubicado en la isla de Sumbawa, Indonesia. El día referido estalló y «[…] su masa eruptada se ha estimado en cerca de 50 Km³" DRE (roca densa) de la cual 97% habría sido emitida como flujos piroclásticos y phoenix clouds (depósitos co-ignimbríticos) […] El ruido provocado por las explosiones se escuchó a una distancia de 2600 kilómetros […]». Y según las conclusiones del estudio, el magma emitido mató «[…] más de 71,000 personas en Sumbawa y Lombok […]». Se asume, entre sepultadas, quemadas y asfixiadas. Muchas otras fallecieron a causa de las consecuencias sobrevenidas: enfermedades respiratorias y el hambre provocada por la pérdida de las cosechas, calculándose una cifra total de 117,000 decesos.
El alcance de la devastadora explosión fue mundial. Europa, no obstante la distancia, sufrió las secuelas. El invierno volcánico creado por la erupción cubrió dicho continente. Hubo aguaceros torrenciales, terribles inviernos y como si todos los males se hubiesen confabulado, los territorios más afectados fueron aquellos ya devastados por las guerras napoleónicas que estaban llegando a su final. Y apremiados por la necesidad de sobrevivencia, los Estados de Alemania, Irlanda, Inglaterra e Italia buscaron, más allá de los mares, espacios que permitieran su colonización bajo condiciones favorables para sus migrantes. Así, de 1820 a 1900 emigraron entre 20 y 25 millones de europeos hacia América.
Los Estados mencionados salieron de sus territorios ordenadamente, de suyo, hasta negociaron entre ellos a qué regiones de América llegarían. He allí el porqué de la colonización alemana y la impronta cafetalera en Verapaz. Las consecuencias no fueron de las mejores.
El tercero: el conflicto armado interno de Guatemala: 13 de noviembre 1960-29 diciembre 1996.
Asumo que de este contexto saben mucho ya, pero lo entenderían mejor si entran en intelección de las dos inflexiones históricas previas.
Colofón: si por acaso alguno de los candidatos está interesado en la bibliografía que respalda este artículo puede contactarme, con gusto se la proveeré. Ha de saberse que cada giro (o su final) nos impactó de manera descomunal.
Hasta la próxima semana si Dios nos lo permite.
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