Quizá lo más importante que dejó la visita de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), es la reflexión de que, a la fecha, el proceso electoral no ha sufrido un golpe catastrófico, el balotaje programado para el 20 de agosto sigue firme y los contendientes son los que legítimamente resultaron de la elección general del 25 de junio. Como Almagro lo reportó al Consejo Permanente de la OEA, lo han manifestado las misiones de observación electoral nacionales e internacionales, varios analistas, y lo tiene claro toda la ciudadanía, esto pese a las amenazas, especialmente provenientes de las nefastas acciones antidemocráticas que han emprendido el Ministerio Público (MP), con Consuelo Porras al frente, y Fredy Orellana, juez séptimo de instancia penal.
A Alejandro Giammattei hubo que arrancarle una declaración comprometiéndose a entregar el poder a quien resulte ganador este 20 de agosto, y que explicitara que este compromiso aplica al caso en que gane Bernardo Arévalo con el partido Movimiento Semilla. Claro, ya algunos ponen en duda la voluntad real de Giammattei de cumplir este compromiso, pero, de nuevo, a hoy, el compromiso es público y ha trascendido fronteras.
Así, la evaluación objetiva es que no procede una medida drástica, como en el caso de la OEA sería invocar la Carta Democrática Interamericana, toda vez el proceso electoral sigue y toca estar alerta y continuar advirtiendo la gravedad de las amenazas y los riesgos de la judicialización y la persecución penal espurias. En pocas palabras, si todo sigue como hasta hoy, Guatemala está a pocos días de dar un paso más en su esfuerzo por derrotar la mafia corrupta en el poder, que tiene capturada a la mayoría de las entidades del Estado, y que, conforme usted lee esto, está perpetrando un saqueo masivo del erario público, en docenas de entidades, pero especialmente grave en el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda y en los consejos departamentales de desarrollo.
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Lamentablemente será solo un paso más de un camino que se prevé largo y tortuoso. Esto porque, en el caso que las encuestas de intención de voto más recientes sean correctas y exactas en reflejar la voluntad del electorado, de manera que Bernardo Arévalo y Karin Herrera resulten electos presidente y vicepresidenta de la República, respectivamente, es previsible que continúen los ataques antidemocráticos perpetrados por el MP, el Juzgado Séptimo de instancia penal y del sistema de administración de justicia, capturado casi en su mayoría.
Los ataques ya perpetrados van en la línea de cancelar de manera acelerada y espuria al partido Movimiento Semilla, con lo cual, el nuevo gobierno carecería de bancada oficial en el Congreso de la República, y no tendría aliados en la junta directiva de ese organismo, en la instancia de jefes de bloque o en las presidencias de las comisiones de trabajo. También podría continuar la persecución penal espuria en contra de los correligionarios de Semilla que carecen de inmunidad, privándolos de cuadros para el gabinete de gobierno y otras posiciones clave para gobernar. En contraste, ninguna acción en contra de los demás partidos políticos, plagados de las mismas anomalías que se le señalan a Semilla, y otras mucho peores.
Si todo sale bien el 20 de agosto, gane quien gane, será solo un primer paso. Puede que, en el largo período de transición de 5 meses al 14 de enero, se produzcan más ataques, por lo que tocará estar atentos y vigilantes. La democracia aún está lejos de recuperarse.
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