La estupidez y la ignorancia se combaten con conocimiento e ideas. En Guatemala, además, se enfrenta con una graduación en la cárcel.
El joven Javier de León se graduó como Licenciado en Física Aplicada por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), un hecho que usualmente llamaría la atención solo en su círculo personal. Sin embargo, la noticia le dio la vuelta al mundo, porque el...
El joven Javier de León se graduó como Licenciado en Física Aplicada por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), un hecho que usualmente llamaría la atención solo en su círculo personal. Sin embargo, la noticia le dio la vuelta al mundo, porque el acto de graduación se celebró en el centro de detención preventiva ubicado en la sede de la Brigada Militar Mariscal Zavala.
La semana pasada opiné en este espacio que la desesperación del grupo de golpistas se evidenciaba en el carácter cada vez más burdo y torpe de sus acciones y que el «caso» fabricado por la Fiscalía de Delitos Contra el Patrimonio Cultural de la Nación es un ejemplo vergonzosamente notable de esa desesperación. Dirigido por el fiscal Ángel Saúl Sánchez Molina, este adefesio judicial se ha caracterizado por las acusaciones más inverosímiles de los últimos tiempos, por ridículas y estúpidas.
Es absurda la idea de perseguir penalmente a profesores y estudiantes universitarios por protestar en contra de la elección amañada del rector actual de la Usac con, supuestamente, la intención criminal de favorecer a un partido político. Las acusaciones del fiscal Sánchez ni siquiera pueden calificarse de sofismas elaborados, pues son simples invenciones fabricadas con superficialidad extrema.
Sánchez quedará grabado en la historia por haber tenido la osadía de aseverar, como parte de su acusación en contra del doctor Eduardo Velásquez, que haber saludado de puño a unas personas constituye evidencia de haber cometido el delito de asociación ilícita. Acusó a Martín Jorge Macario, miembro del sindicato de trabajadores de la Usac, por haber presenciado cuando Luis Pedro Ortiz, director general de administración de la Usac, ordenó a unas personas incendiar un vehículo dentro del campus para inculpar a los estudiantes, pero no ha emprendido acción alguna en contra de Ortiz. Es decir, persigue al testigo, pero no al supuesto perpetrador del hecho.
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A la lista de ridiculeces se suman las supuestas pruebas que Sánchez y su equipo presentaron, publicaciones en las redes sociales X, Facebook y TikTok en las que se ve a los acusados hablar a favor de la autonomía universitaria, como si eso fuese delito. La lista de estupideces como esta es tan larga que el juez Víctor Cruz no tuvo remedio que declarar la falta de mérito por los delitos de sedición continuada y asociación ilícita, dictando arresto domiciliar como medida sustitutiva para seis de los detenidos en este caso. Sin embargo, los ligó a proceso penal por la supuesta comisión de los delitos de usurpación y depredación del patrimonio cultural.
La acción de realizar el acto de graduación del joven Javier de León en el centro de detención en el que estaba recluido es responder con una demostración de inteligencia e ideas como defensa a la estupidez de las acusaciones del Ministerio Público.
Contrasta de manera grotesca, por un lado, la tesis del ahora Licenciado de León, Soluciones solitónicas de la Ecuación Kadomtsev Petviashvili y cuerpos de Newton Okounkov, una aplicación de la teoría de ecuaciones diferenciales a la Física, que defendió en su graduación estando detenido en Mariscal Zavala; y por otro, las tonteras que espeta el fiscal Sánchez, quien, tropezando una vez más, pretendió usar este acto de graduación para impedir que se le otorgara al ahora Licenciado en Física Aplicada el arresto domiciliario, alegando que «ciertos políticos que fueron a prisión están buscando que los sindicados se porten de manera desleal».
No cabe duda que la estupidez debe combatirse con ideas e inteligencia.
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