Las culturas no se destruyen sino se transforman. Se subsuman unas con otras en la evolución de la Humanidad. La cultura de Australia conserva algunos aspectos de sus aborígenes, así como la cultura de Guatemala guarda una buena cantidad de aspectos de la cultura maya.
El término maya fue usado para agrupar a los pueblos indígenas de esta ascendencia al menos desde finales de 1984, cuando una facción indígena guerrillera se autodefinió como autora del texto Guatemala: de la república burguesa centralista a la república popular federal.
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Como todas las culturas, la maya tenía instrumentos, mitos y cosmovisión. Entre los instrumentos más conocidos están las piedras de moler, las tinajas y los cuchillos y puntas de obsidiana. Hay otros menos conocidos, como las vasijas con un espacio alrededor para echar agua hirviendo y conservar los alimentos calientes, los tarros para chocolate con un agujero para soplar y hacerle espuma, las piedras agujereadas que servían como desgranadoras de maíz, los conductos de hueso para la aplicación de enemas, los alisadores de papiros, las bisagras de piedra para puertas y los espejos de pirita.
Estas aplicaciones pueden ser apreciadas en el pequeño y valioso museo de la fundación La Ruta Maya[1], creado por Fernando Paiz, todas ellas inscritas en el Registro de Bienes Culturales del Instituto Técnico de Antropología e Historia. Sus administradores y funcionarios ofrecen un tour para mostrar las piezas y dar las explicaciones pertinentes, con frecuencia aclarando que se trata de las mejores interpretaciones científicas y culturales que se ha logrado dar al uso de determinado instrumento. La colección del museo abre los ojos a componentes de la cultura maya que se salen de lo común o de lo que aún se conserva en uso.
También abre los ojos a la vitalidad cotidiana de una cultura que, si bien no ha desaparecido, se subsumió en la cultura criolla ladina en muchos de sus aspectos instrumentales, mitológicos y cosmogónicos. Al darse cuenta del rango de las invenciones de la cultura maya, uno se pregunta qué mitos y cuáles perspectivas de su cosmovisión se perdieron con la Conquista y la quema culturicida de libros y papiros. Dos de los elementos culturales que aún persisten, aunque sea necesario buscarlos en los rincones del país o en los reductos culturales indígenas, son el agradecimiento y el respeto.
La cultura maya se originó en una de las regiones más ricas del planeta comparado con la judeocristiana, que se originó en una de las más pobres y desérticas. Por esta razón la cultura maya está imbuida del agradecimiento y el consecuente respeto hacia una naturaleza que se los daba todo: plantas, animales y agua; esto con mucho menor esfuerzo que a la cultura judeocristiana. Los ancianos q’anjob’al, q’eqchi’, kaqchikel, k’iche’ y de los demás pueblos los ponen de manifiesto y los evidencian cada vez que se les presenta la oportunidad, aunque la mayoría indígena ya se encuentre subsumida en la cultura criolla ladina y sus conductas cotidianas.
Las actitudes generan reciprocidad. Si uno le desea mal al prójimo, espera que el prójimo busque hacerle el mal. También se generalizan. Si uno respeta a la naturaleza, respeta a los demás. Estas generalizaciones y expectativas de reciprocidad se dan a nivel individual y a nivel colectivo.
En octubre de 2023, varios movimientos indígenas se opusieron a la invalidación de las elecciones por parte de Alejandro Giammattei y su combo; exigieron que se respetara la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Demás está decir que el departamento de Estado de los EE.UU. agenció de todas las formas posibles la elección e instauración de Arévalo y sería ingenuo excluir del todo a estas protestas, pero lo importante es que, de haber sido así, no habría podido movilizar a los indígenas si no hubiera existido en su cultura la propensión a dar y exigir respeto. No habrían tenido los mismos resultados, por ejemplo, si hubieran tratado de detonar esas movilizaciones abocándose a los chiquimultecos, a los jutiapanecos o aun a los garinagu, aunque estos, al igual que muchos otros ladinos, terminaron por integrarse. La columna vertebral, los que durmieron frente al Ministerio Público varias noches, fue conformada por los pueblos indígenas.
El agradecimiento y el respeto, características fundamentales de la cosmovisión maya, siguen latentes en algunos de los líderes y ancianos de todos sus pueblos. Como en el caso citado, se manifiestan cuando las circunstancias son propicias. La cultura maya fue interrumpida con la desintegración de las ciudades-estado hacia finales del postclásico y con el asedio sistemático que sufrió durante la Conquista. Sin embargo, sus elementos fundacionales sobreviven y se manifiestan en los momentos propicios.
La cultura maya se revitalizará en la medida que estas oportunidades se presenten y sin necesidad de que alguien se quiera robar las elecciones; tampoco hace falta la endémica injerencia del departamento de Estado gringo. Su interrupción fue drástica y muchas cosas se perdieron, incluyendo los tarros con agujero para sacarle espuma al chocolate, pero los elementos más importantes de su cosmovisión persisten como esporas latentes, esperando el momento de volver a la vida.
[1] Avenida Las Américas 19-60, zona 13, Ciudad de Guatemala
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