De joven, Pepe militó en el movimiento revolucionario en Uruguay. Esa militancia le representó prisión, tortura, exilio, pero no derrota. Fueron casi 15 años entre los dos períodos de privación de libertad por defender la causa de la humanidad. Su vida fue marcada por su apego a los valores de la izquierda y a la lucha por una sociedad justa y con equidad.
Con el Frente Amplio (FA) en Uruguay alcanzó la presidencia y fue, la suya, un ejemplo de gobierno para el mundo. La gestión del FA, de la mano de Mujica, elevó los estándares de vida en el país del Sur. Trabajó tesoneramente porque la calidad de vida de su pueblo mejorara y lo consiguió.
Pero, además, dio ejemplo de transparencia. Su hablar, franco y directo no dejaba espacio para la duda. Cuestionaba a sus propios correligionarios y conminaba a la juventud a ser artífice de su historia y a militar y hacer política de la única forma posible: con honestidad.
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Sin ser un hombre pobre, fue catalogado como el presidente más pobre del mundo. Esto porque llevó una vida austera, sin lujos ni excesos. Como presidente y como senador donó su salario al que, efectivamente, renunció, porque afirmaba que con lo que ganaba su esposa tenían para vivir y sobraba. Su viejo vocho se hizo famoso en el mundo porque él, Pepe, no necesitaba otro vehículo para transportarse. No cambió su vieja chácara por casas o inmuebles de lujo. No cambió su vestuario por ropa de diseño, no dispendió en banalidades los dineros del pueblo. Sí dedicó su tiempo de servicio a trabajar por un mejor país y una mejor humanidad.
Pero ¿por qué Pepe Mujica es tan emblemático por su forma de vida? ¿Acaso no es la honradez y la coherencia lo que se espera de cualquier profesional de la política? Lamentablemente, la realidad está muy lejos de que haya una mayoría de Pepes en el entramado político de nuestros países. Mucho menos en el de esta ya tan adolorida y atormentada Guatemala.
Si dirigimos la mirada hacia el emblemático centro del poder político que es el Congreso ¿qué veremos? ¿Con qué clase de gente de la política nos encontraremos? Hagamos un repaso muy somero. Destacan por sus acciones recientes, Allan Rodríguez y Álvaro Arzú Escobar. Ambos figuran como mascarones de proa de la entente que ha pretendido dar un golpe de Estado técnico en el Legislativo. A su paso sueltan la polilla de su accionar político que marca la ruta de acciones de corrupción, aval a leyes antidemocráticas o sustento del pacto de impunidad que ha cooptado al sistema.
Junto a ellos figuran también Felipe Alejos, Nadia de León, Sandra Jovel y Shirley Rivera, quienes usan la curul para beneficio de sus bolsillos y de sus patrocinadores o promotores. De allí que el aumento abusivo del sueldo, ahora herramienta de negociación para los golpistas, sea lo que defienden con uñas y dientes, a pesar de que ya de por sí tienen enormes privilegios.
Cuán lejana del ejemplo de Mujica es esa clase política aquí descrita. Juntando todo el peso de sus cuerpos no alcanzan un gramo de la vida de este hombre, que deja un legado de virtud, honradez y una profunda enseñanza: servir honradamente en política es posible. Pepe Mujica es el ejemplo.
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