El 10 de abril 2024 (día durante el cual escribo este artículo) el Gobierno de la República de Guatemala informó que el Consejo de Ministros tomó la decisión de decretar estado de calamidad en todo el territorio nacional, a partir del monitoreo de incendios realizado por CONRED[2]. Esta medida fue improbada veinticuatro horas después por el Congreso de la República.
Sin perjuicio de ello, llama la atención que el segundo párrafo del comunicado reza: «Esta situación no es casual, ya que, según información de la CONRED, el 80 por ciento de los incendios han sido provocados, como en el caso del volcán de Agua y Tajumulco, el vertedero de AMSA, el Parque Nacional Laguna del Tigre, en Petén, Huehuetenango, entre otros»[3].
Ojo, estimado lector, ¡el 80 % de los incendios fueron provocados! No se puede dejar de pensar: ¡Cuánta miseria humana! ¡Cuánta perversidad! ¡Cuánto odio! ¡Cuánta alevosía! A manera de corroboración, posterior al comunicado (casi de inmediato), las redes sociales se inundaron de bulos que solo pudieron provenir de personas con el alma y el corazón fracturados. Sin duda alguna, como en el siglo XIV descrito por Bárbara Tuchman en su ensayo Un espejo lejano refiriéndose a la peste negra (la peste bubónica): «El mensaje no mejoró a la humanidad. La conciencia de la perversidad empeoró las conductas. La violencia rompió sus frenos. Fue una época de omisión. Las reglas se desmoronaron, las instituciones no cumplieron sus funciones. La caballería no protegió […] La guerra de Inglaterra y Francia, y el bandolerismo que engendró, revelaron lo huero de las pretensiones de los caballeros y la falsedad de su moral […] El tiempo no fue estático. La pérdida de confianza en los garantizadores de la ley y el civismo abrió la puerta a la exigencia de cambios, y la miseria dio fuerza al impulso»[4].
A la luz del párrafo anterior pueden inferirse dos colofones: Uno, relativo a que la historia siempre se repite porque, como bien reza un dicho: «El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra». Sin duda alguna, no entendimos el mensaje que nos dejó la pandemia de covid-19 y no mejoramos como humanidad. Otro, que de las miserias dejadas por los gobiernos anteriores —que mal manejaron las pestes— debe nacer un nuevo, propio y saludable impulso que nos catapulte a la consecución de la esperanza y para ello es necesario hacer acopio de lecciones aprendidas.
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A manera de ejemplo, yo sobreviví como paciente a la epidemia de shigelosis de 1969 (bacilo I de Shiga, que se confundió con amebiasis y mató a cerca de 20,000 guatemaltecos); vivencié como estudiante de medicina el terremoto de San Gilberto (1976); trabajé en el Hospital Regional de Cobán durante la época más dura del conflicto armado interno; y me tocó en suerte, enfrentar tres epidemias más, incluidas las de AH1N1 (2009) y SARS-CoV-2 (2020-2023) que dicho sea, en Guatemala se manejaron con las pezuñas y en medio de una atmósfera de corrupción y aprovechamiento (por parte de los gobiernos de turno), y después de hacer un análisis concienzudo de la situación de aquellas crisis y de los incendios que hoy nos están acometiendo (tan graves como los brotes epidémicos), puedo asegurar que en una situación como la que tenemos enfrente, de verdad, «mucho hace el que poco estorba»[5]. Esa fue una de muchas lecciones prácticas que me dejaron aquellas calamidades y que me impelen a mejor obrar durante un desastre.
Por las razones anteriores nominé el presente artículo con el mismo nombre que el escrito publicado el 23 marzo de 2020 pero catalogándolo con el numeral romano (II), porque necesario es salir al paso de noticias falsas y tendenciosas, las desinformaciones y los paracuandismos que nunca faltan en las febriles mentes de quienes nada tienen para aportar en positivo.
Así, ante los trances que estamos viviendo ¿qué hacer si no tenemos experiencia ante este tipo de dificultades? Las respuestas son dos: Seguir las indicaciones de CONRED y del Ministerio de Salud Pública y prevenir nuevos eventos mediante el cuidado propio y de nuestro entorno.
Sinteticé entonces en los dos párrafos anteriores el propósito del artículo actual, y reitero, en tiempos de crisis, mucho hace el que poco estorba.
Aprovecho la ocasión para expresar mi solidaridad a las personas afectadas. Y también, recordar el cuidado que debemos tener para nuestra casa común.
[1] https://www.plazapublica.com.gt/content/en-tiempos-de-crisis-mucho-hace-...
[2] https://cnnespanol.cnn.com/2024/04/10/gobierno-guatemala-estado-calamida...
[3] https://twitter.com/GuatemalaGob/status/1778119717045022774
[4] Tuchman, Bárbara (1979). Un espejo lejano. Barcelona: Argos Vergara. Pág. 541.
[5] https://www.plazapublica.com.gt/content/en-tiempos-de-crisis-mucho-hace-...
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