El 22 de noviembre recién pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) disparó las alertas médicas mundiales cuando solicitó oficialmente a China información acerca de un ostensible aumento de casos de enfermedades respiratorias en niños que estaban provocando el colapso de sus hospitales.
Según su página oficial: «El 22 de noviembre la OMS solicitó información epidemiológica y clínica adicional a través del mecanismo del Reglamento Sanitario Internacional, así como los resultados de los análisis realizados a muestras tomadas de dichos niños. Además, la Organización pidió más información sobre las tendencias recientes relativas a la circulación de patógenos conocidos, como los virus gripales, el SARS-CoV-2, el virus respiratorio sincicial y Mycoplasma pneumoniae, y sobre la carga que soportan actualmente los sistemas de atención de salud. También estamos en contacto con médicos y científicos a través de nuestras asociaciones y redes técnicas en China»[1].
China respondió tranquilizando a la organización y al mundo. Según RTVE.es/ AGENCIAS: «China ha tranquilizado a la OMS sobre el aumento de casos de enfermedades respiratorias en niños, después de que la organización le solicitara información detallada sobre el aumento de la incidencia. Las autoridades chinas han explicado que no se ha detectado ningún patógeno inusual, según un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS)».
En apariencia la respuesta es casuística, aunque no contiene razonamientos que estén basados en principios ni en reglas que hayan sido dadas a conocer. No obstante, a unos y a otros, y también a nosotros, nos da cierta tranquilidad los siguientes hechos:
1. Tanto China como la OMS han aceptado que las tendencias microbiológicas van en orden a los virus gripales, el SARS-CoV.2, el virus respiratorio sincitial (VRS) y el Mycoplasma pneumoniae.
2. Estos microorganismos ya son conocidos por nosotros, sabemos cómo tratarlos. Contra el Mycoplasma pneumoniae (que es una bacteria) hay no uno sino varios antibióticos que son efectivos y la cauda de conocimientos que nos dejó la pandemia de Covid-19 ha permitido que incluso, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés), haya autorizado vacunas bivalentes contra el Covid-19: «Las vacunas bivalentes autorizadas contra el Covid-19, o refuerzos actualizados, incluyen un componente de ARNm de la cepa original para proporcionar una respuesta inmune ampliamente protectora contra el Covid-19 y un componente de ARNm en común entre los linajes de la variante ómicron BA.4 y BA.5 para proporcionar una mejor protección contra el COVID-19 causado por la variante Ómicron»[2].
3. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hasta el momento (23 agosto 2023) no hay evidencia de cambios significativos en el impacto para la salud pública que podrían generar los sublinajes de Ómicron recientemente identificados: «Hasta la fecha, no hay evidencia de cambios significativos en el impacto para la salud pública de EG.5 y de BA.2.86.»[3]. Recalcan que: «EG.5 es un linaje descendiente de XBB.1.9.2 (un sublinaje de Ómicron) y se reportó por primera vez en febrero de 2023. El 9 de agosto pasado se clasificó como variante de interés (VOI). A nivel mundial, se ha producido un aumento constante en la proporción de infecciones reportadas por EG.5. Esta tendencia también se ha observado en algunos países de la región, entre ellos, Canadá, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos y República Dominicana. Sin embargo, hasta ahora no se han reportado cambios en la gravedad de la enfermedad»[4].
4. Esta información presupone que las vacunas actuales son efectivas. Es decir, sí se puede contraer la enfermedad, pero si se está vacunado los síntomas y los signos estarán minimizados.
5. El gobierno chino atribuye el aumento de casos noticiado al levantamiento de las restricciones que se tuvo durante la pandemia de Covid-19.
Esta última advertencia es, quizá, la que más nos compete. Veamos la razón principal. Mientras que en Costa Rica el nivel de vacunación a fecha 6/10/2023 había alcanzado el 84.36 % de personas completamente vacunadas, en Guatemala, a 12/05/2023, solo se tenía el 41.65 % de personas completamente vacunadas[5]. Costa Rica, en abril 2023 tenía el 83.93[6].
La historia de las pandemias nos ha demostrado que siempre ha habido brotes subsecuentes y vienen acompañados de otras noxas como está sucediendo ahora. ¿Qué hay que hacer? Pues, tomar las mismas precauciones que durante la última pandemia: Cuidarse de las aglomeraciones, usar mascarilla cuando sea necesario, guardar los debidos hábitos higiénicos y vacunarnos para prevenir o minimizar el impacto de las enfermedades. También estar atentos a las disposiciones de las autoridades sanitarias de nuestro país y de aquellos a donde vayamos.
Y hemos de hacerlo, porque Dios nos guarde y libre si nos acomete una pandemia provocada por hongos. Contra semejante embestida, no estamos ni estaremos preparados durante muchos años. Así que, con dedicatoria a las personas antivacunas y anticiencia, excepto cuando se tiene razón documentada: «La terquedad no es una virtud».
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