El año 2024 probablemente será recordado como el año de la incertidumbre y la controversia, debido a que la sociedad no ha aprendido a juzgar al gobierno que prometió una segunda primavera democrática. Las percepciones de la ciudadanía y las valoraciones desde los analistas y actores de la sociedad civil varían enormemente dependiendo desde qué óptica se juzgue al gobierno del partido Movimiento Semilla: las valoraciones varían entre la total decepción y la crítica más despiadada, a la total aceptación y respaldo, pasando por muchos matices intermedios.
[frasepzp1]
Los simpatizantes decepcionados argumentan la tibieza aparente del gobernante: desde esa perspectiva, se esperaba una estrategia de autoridad y de poder para desplazar o alinear a los opositores, algo que nunca ocurrió. La principal derrota en ese sentido es el desafío continuo y sistemático de la fiscal Consuelo Porras, quien junto a un grupo de actores encabezados por el juez Fredy Orellana y el fiscal Curruchiche, han ejecutado una serie de acciones que desafían legal, verbal y mediáticamente al gobernante. Todo no es común en un país con una larga tradición presidencialista, en la que se venera casi con temor la figura presidencial. Desde esa misma perspectiva, el kilómetro 44 de la autopista Palín – Escuintla es quizá el símbolo de la ineficiencia y la falta de experiencia, lo cual fortalece la visión de ausencia de logros significativos y espectaculares.
Por su parte, los esperanzados argumentan un cambio perceptible: por primera vez en muchos años, los ciudadanos reconocen la altura moral, el valor personal y académico del gobernante, algo que se replica en la percepción internacional: la valoración mayoritaria es que contamos un presidente fuera de lo común. Junto con el presidente, han llegado a puestos clave funcionarios igualmente probos y virtuosos, por lo que en general, la visión es que tenemos un gobierno con mucho potencial técnico. Desde esa perspectiva positiva, no hay que exigir mucho al gobierno, porque cualquier crítica puede ser aprovechada para debilitar y destruir el proyecto de cambio. En ese sentido, este grupo entusiasta está decidido a acuerpar y defender la posibilidad del cambio, aun a costa de parecer ciegamente acríticos.
En medio de ambas posturas radicalmente opuestas —la visión desencantada y la visión acrítica—, tendríamos que encontrar el punto medio, uno que valore lo positivo, pero que señale los desaciertos que pueden incidir en la continuidad del proyecto de cambio. Y en este punto medio hay que señalar que lo que le hace falta al gobierno actual es una estrategia política clara que trascienda de la mera sobrevivencia a una guía de acción que vaya haciendo sentir paulatinamente los vientos de cambio. En este aspecto: no es solamente una ausencia de una estrategia de comunicación eficaz; no solamente es la carencia de una acción contundente que demuestre autoridad y determinación ni tampoco la incapacidad de establecer acciones que demuestren un equipo de gobierno cohesionado y bien articulado; ciertamente, la carencia del ejecutivo trasciende todo estos aspectos.
El principal defecto del gobierno radica en su incapacidad para combinar adecuadamente las estrategias de cambio a largo plazo, como la aprobación de la ley de competencias o el análisis del Sistema de Consejos de Desarrollo, sin una visión clara que permita fortalecer al gobierno departamental. Además, no ha logrado vincular estas acciones con un enfoque concreto para abordar la corrupción arraigada en el Estado, ni con una estrategia eficaz de comunicación que demuestre, en el día a día, que realmente estamos experimentando un cambio.
Desde esta mirada, este año 2025 inicia de forma prometedora, pues, al aprovechar que hay un presupuesto 2025 más favorable que el que se aprobó en el 2024, existe la posibilidad de empoderar a los actores de la sociedad civil en el territorio para que los recursos asignados empiecen a cambiar la percepción de los ciudadanos, de manera que de verdad se vea que hay un cambio en el manejo de los fondos. De la misma forma, y aprovechando el músculo que la bancada Semilla ha logrado en el Congreso de la República, debe promoverse este 2025 el cambio y aprobación de leyes de alcance inmediato, en especial, la reforma legal que permita destituir a la fiscal Porras. Este tipo de acciones podrían tener el efecto deseado: que Bernardo Arévalo pase de la defensa a la ofensiva, aspecto que indudablemente cambiaría radicalmente el escenario que vivimos durante el 2024.
Más de este autor