Por esta semana dejaremos la crítica demoledora por un lado, en ambas columnas nos dedicaremos a entender qué es lo que pasa con el tema de los aranceles y demás. Empezaremos diciendo que lo concerniente a la política comercial —léase las tarifas impuestas a China y demás naciones— es tan solo un instrumento de algo que debiera conocerse como políticas de shock que se aplican en las grandes y emergentes economías de mercado cuando hay persistentes síntomas de distorsiones monetarias y financieras.
Y como estoy preparando unas pláticas para los clubes rotarios guatemalenses, quiero que sirvan como insumo las ideas que presento en esta columna, las cuales parten de una inquietud planteada por estimados miembros del foro rotario: ¿en qué se parecen las crisis actuales y las respuestas de política a lo ocurrido en 2008-2009, cuando estalló la gran crisis financiera internacional?
Mis registros indican que esa plática dirigida a los rotarios fue impartida en fechas postcovidianas, el 3 de junio de 2022. Más adelante hablaremos sobre la comparación entre ambas crisis; por ahora, comencemos por comentar lo que está ocurriendo en el presente.
Veamos entonces ¿qué es lo que sucede en el norte y cuáles son sus fuentes inspiradoras?
Acudo entonces a un interesante análisis de Ross Douthat, publicado en el New York Times el pasado 6 de abril, que en español lleva por nombre: Las teorías detrás del efecto de Choque de Trump.
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Cabe puntualizar que hay un economista inspirador —como suele haber detrás de todo alto político— que ha sido nombrado como cabeza del conocido Consejo de Asesores Económicos (Council of Economic Advisers), cuyo nombre es Stephen Miran. Graduado en Boston University, con doctorado en Economía por la Universidad de Harvard en 2010. Miran era hasta hace poco tiempo estratega senior de Hudson Bay Capital Management y miembro del Manhattan Institute. Un tanque de pensamiento conservador que se focaliza en política doméstica y asuntos urbanos, educación y seguridad ciudadana.
Miran publicó un sugerente estudio que tiene algunos parangones al memo elaborado por Paul Volcker al presidente Nixon, y que motivó a la salida del dólar del respaldo oro en 1971. El estudio se titula en español: Una guía de usuario para reestructurar el sistema global de comercio. Este persigue cinco grandes objetivos y políticas. Primero, revitalizar la industria norteamericana; segundo, utilizar los aranceles principalmente en contra de China y sus países de la órbita asiática; tercero, generar ingreso fiscal proveniente de las más altas tarifas arancelarias para paliar el déficit fiscal; cuarto, provocar una huída de los tenedores de activos financieros hacia los valores públicos —libres de riesgo— lo que subirá el precio y reducirá la carga financiera de los intereses para el fisco. Finalmente, el quinto apunta a que la guerra comercial creará oportunidades para una profunda revisión del sistema global, provocando así la renegociación de la deuda externa de los Estados Unidos con los acreedores extranjeros.
Como se observa, las preocupaciones de Miran se centran en los desbalances fiscales y comerciales estadounidenses. Estos han provocado una persistente sobrevaluación del dólar y lo que provoca a su vez un encarecimiento de la deuda externa de Estados Unidos. Deben emparejarse entonces las cuentas externas, nos dice Miran.
Debemos recordar —y en esto retomo lo planteado en mi columna de ayer en eP Investiga— que, si bien en su momento Japón era percibido como la amenaza imperial, hoy ese rol lo ocupa China continental. Resulta paradójico, entonces, que Richard M. Nixon, comenzando con su famosa Diplomacia del Ping Pong, haya sido quien iniciara el acercamiento con los septuagenarios dirigentes chinos, encabezados por Mao Tse-Tung. Este último lideraba en ese momento la denominada Revolución Cultural y buscaba posicionarse al frente de los avatares del conflicto sino-soviético, que enfrentaba a las dos grandes potencias comunistas del mundo de aquella época.
Después de 1971, Nixon enfrentó el escándalo Watergate. Mientras tanto, Henry Kissinger —su principal estratega de política exterior— falleció hace poco, tras haber cumplido 100 años de edad. Veamos entonces las paradojas de la historia: para contrarrestar a Japón, Estados Unidos se acercó a China y abrió las órbitas del gigante asiático, incluyendo hoy incluso a la economía vietnamita, luego de un cruento enfrentamiento bélico. La globalización y sus descontentos, como diría el notable nobel Joseph Stiglitz, ha producido hoy la ira de la Casa Blanca, en el propio punto de origen de la misma. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
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