A los 86 años murió Jorge Luján Muñoz, historiador egresado por la Universidad de San Carlos de Guatemala y con mayor proyección desde la Del Valle de Guatemala. Su producción, entre artículos, reseñas, ponencias y libros es monumental, y constituye un sólido aporte para conocer, interpretar y discutir sobre los momentos trascendentales de nuestro país.
Partió en silencio porque la noticia del 6 de marzo se vio relegada por la coyuntura conflictiva que suele acaparar los espacios mediáticos. De esa manera, las reacciones no llegaron en la dimensión que ameritaba este hecho, pues, por ejemplo, tuvieron más atención las dinámicas vinculadas al fútbol, la delincuencia, la inseguridad, las pugnas parlamentarias, los procesos judiciales y la emigración, entre otras.
Luján Muñoz fue abogado, historiador y diplomático; también docente y autoridad universitaria, presidente de la Academia de Geografía e Historia, y, entre otras distinciones, recibió la Orden Nacional de Patrimonio Cultural que otorga el Ministerio de Cultura y Deportes, y en 2020 se le rindió el homenaje de dedicarle la Feria Internacional del Libro en Guatemala (FILGUA).
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«Del dominio español en Indias», de 1968, al «Libro segundo de cabildo de Santiago de Guatemala», de 2018, pasando por «La independencia y la anexión de Guatemala a México», «Historia General de Guatemala», «Atlas histórico de Guatemala», «Antología de artículos de historia», además de su tesis de graduación como licenciado, en 1963: «El monasterio de Nuestra señora del Pilar de Zaragoza en la ciudad de Guatemala, 1724-1874», son parte de sus publicaciones.
Matilde Ivic, antropóloga que lo acompañó en investigaciones, a propósito de FILGUA condujo un conversatorio en honor de Luján Muñoz, y lamentó que, por las circunstancias de 2020, la actividad se desarrollara de manera virtual. Expresó que tal situación evitó que el historiador recibiera presencialmente los aplausos que merecía por «toda una vida dedicada a Guatemala». Al respecto, el homenajeado manifestó que sus actuaciones han sido «honestas, austeras y optimistas».
Como disciplina científica, la historia estudia los pasajes relevantes de la sociedad. Gracias a ella es viable comprender de dónde procedemos, qué, cómo y cuándo hemos afrontado experiencias que han marcado a la humanidad. Todo lo que viene de quienes «miden la temperatura social» propicia evolucionar a partir de, con base en los elementos disponibles, establecer los por qué y para qué.
Guatemala es un libro abierto en el que leemos a distintas plumas, una de ellas la de Luján Muñoz. Como historiador cumplió su papel de brindar herramientas para el análisis y generar el debate multidisciplinario. Él, como sus colegas con planteamientos similares o contrarios, coadyuvan con motivar la reflexión y profundizar en las raíces de los acontecimientos clave.
Terminó el ciclo terrenal de Luján Muñoz, pero su obra perdura. Deja una secuencia de textos que deben alimentar su lectura y análisis, ya que cada vez más, la modernidad amenaza con olvidar el pasado, riesgo latente debido a deficiencias en los patrones de estudio o costumbres laxas que «sin querer queriendo» se van imponiendo.
En ese sentido, el mayor homenaje y reconocimiento para un personaje que contribuyó tanto con la interpretación nacional debe ser mantener viva su obra, y, especialmente, se compartan o no sus tesis, verla como una fuente de consulta y discusión para conocer, entender, contrastar, opinar y construir posturas sustentadas en argumentos. En paz descanse Jorge Luján Muñoz; gracias por la herencia documental.
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