La captura y encarcelamiento de profesores, estudiantes y activistas universitarios, por protestar en contra de la elección amañada y fraudulenta del rector actual de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) es un hecho escandalosamente burdo y torpe. Un agravante muy peligroso, y que no debería menospreciarse, es que hechos similares caracterizaron la guerra fratricida que desangró Guatemala.
La imagen que ya es viral en todo el mundo del eminente doctor Eduardo Antonio Velásquez Carrera, engrilletado dentro de un autopatrulla de la policía, cantando el himno de batalla sancarlista, La Chalana, sin duda es ya la más vergonzosa de las imágenes de la estupidez que destila la pandilla de esbirros rastreros con moral putrefacta, liderados por la internacionalmente condenada Consuelo Porras, y su ridículo pelotón que plaga hoy el Ministerio Público (MP). Da vergüenza ajena, y hasta un poco de lástima, ver a gente como Ángel Saúl Sánchez Molina, jefe de la Fiscalía de Delitos Contra el Patrimonio Cultural de la Nación, junto a otros cuatro funcionarios de esa dependencia, haciendo el ridículo presentando semejante adefesio y bodrio judicial.
¿Capturar y encarcelar a estudiantes, activistas y profesores como el doctor Velásquez Carrera, por asociación ilícita, depredación de bienes culturales y sedición, por la toma de la Usac? ¡Por favor! ¡Qué forma de insultar la inteligencia de la ciudadanía!
Los fiscales alegan que la toma de la Usac tuvo fines políticos. Ajá, y si tanta es la preocupación, ¿por qué el «diligente» MP no ha investigado y perseguido penalmente, por lo menos, los 52 casos de uso de fondos públicos durante la campaña que denunció y documentó la Misión de Observación Electoral de Guatemala con referencia detallada a los registros en los sistemas de contabilidad estatal y adquisiciones públicas? Con casi la tarea de investigación hecha, ¿por qué concentrarse en investigar y capturar a estudiantes y profesores universitarios?
Porque el propósito no puede ser legítimo, ni legal.
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Ah, porque, además de las capturas de los profesores y estudiantes universitarios, en el marco de este «caso» se solicitó retirar el antejuicio, nada menos y nada más que al presidente y la vicepresidenta electos, además de tres diputados opositores actuales y uno electo. O sea, el verdadero propósito del MP es otro intento golpista para impedir que, quienes ganaron la elección presidencial y vicepresidencial, asuman el poder el 14 de enero próximo. Es preciso reiterar, burdo y torpe.
Cabe preguntar si acaso esta gente no tomó nota del reciente incidente en el que, en un vuelo comercial, una ciudadana le dijo en su cara al nefasto juez Fredy Orellana la verdad de cómo ha deshonrado y traicionado la judicatura. Posiblemente la muestra más importante de valentía y coherencia ciudadana que Guatemala ha visto en mucho tiempo. Gente como Porras, Orellana, Curruchiche, Monterroso y ahora este fiscal Sánchez, deben ver en esta muestra lo que les espera: no podrán mostrarse en público por el daño que le han hecho a todo un país.
Acciones de gente rebosante de valentía, dignidad y coherencia, como la ciudadana que increpó al juez Orellana o la del doctor Velásquez Carrera, son la prueba de la derrota de los golpistas. Ni con la cárcel se arrodillan ante un corrupto.
A ver si el resto de guatemaltecos aprendemos de estas demostraciones de ciudadanía ejemplar, digna y valiente, y que es por ellos que los golpistas están perdiendo, que están cada vez más desesperados y por ello están emprendiendo acciones más y más torpes.
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