Recién nos recuperábamos entonces del paso de las Tormentas Eta y Iota y fui enfático: «Después del paso de las tormentas Eta y Iota en noviembre del año pasado, las aguas siguieron subiendo y alcanzaron niveles inimaginables en algunos pueblos de la región. Un caso digno de ser estudiado es el de Campur, aldea del municipio de San Pedro Carchá. Allá los terrenos continuaron debajo del agua más de 15 días después de pasados los huracanes»[2].
Detallé cómo, después del impacto y en la búsqueda de respuestas ante la magnitud de semejante fenómeno, dentro de los siguanes se encontró basura, colchones, muebles, ropa, zapatos inservibles y, en un caso extremo, hasta un televisor que había sido desechado. Con mucha tristeza nos dimos cuenta de que los siguanes, ligados en la cosmovisión maya q’eqchi’ al concepto del Tzuul taq’a (el cerro-valle), habían sido convertidos en botaderos de basura y de enseres inservibles. Doble afrenta: A la naturaleza y a la cosmovisión. Y aún así, seguimos llamando a esas consecuencias (las inundaciones) como fenómenos provocados por la naturaleza.
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La tarea de recuperar el equilibrio con la naturaleza no es fácil. Y debería ser un trabajo conjunto entre pobladores, funcionarios, dirigentes sociales, políticos, etcétera, pero para los alcaldes es, diríase, obligatorio. Porque no solo los siguanes se han convertido en botaderos de basura y enseres en desuso. También están en esas condiciones los drenajes de pueblos y ciudades, incluso, en la ciudad capital.
Del sábado 14 al jueves 19 recién pasados, ha habido en el norte de Guatemala un cúmulo de lluvias que no nos espantan a los altaverapacenses. Con ese tipo de lluvia crecimos, en esos ríos crecidos aprendimos a nadar, pero, lo que sí nos dispara las alertas es la cantidad de inundaciones que se han sufrido ahora, en las áreas urbanas. Incluso, en Santa Cruz Verapaz, fue necesario evacuar a no pocas personas a causa de los aguaceros que, antes de tener calles asfaltadas y drenajes, no pasaban de ser chubascos fuertes que hasta servían de diversión para niños y jóvenes.
¿Qué está sucediendo? ¿Por qué en las áreas urbanas?
La respuesta está a ojos vistas: Baste caminar dos cuadras para percatarse de que decenas de bolsas de nailon, plásticos en desuso, basuras de todo tipo y hasta objetos que algunas vez fueron algún producto tecnológico, corren junto con el agua de lluvia hacia la bocatoma de los drenajes, y de inmediato el agua comienza a rezumar por el mismo sumidero, por grietas en el asfalto o en el concreto o por la superficie porosa de las calles.
Posterior a las inundaciones, casas adentro, aunque el agua se drene o se seque, sobreviene un periodo de crecimiento de mohos y hongos. Es cuando a los centros de salud comienza a llegar un sinnúmero de casos de problemas respiratorios y también gastrointestinales. Amén de los daños en la cimentación y los pisos de las viviendas.
Los guatemaltecos no aprendemos de nuestros desastres. Cada calamidad nos cierra vuelta en menos de 365 días. Desde Eta y Iota para acá, cada inundación nos alcanza sin que nos hayamos recuperado de la anterior. Un susto, un ¡Jesús, María! de inmediato y en menos de tres semanas otra vez, vuelve la mica al río. Y no me estoy refiriendo a un sitio en especial así llamado (que lo hay) sino a la repetición de nuestros errores.
Miguel Ángel Asturias en su poema Tecún Umán expresa con vehemencia: «¿A quién llamar sin agua en las pupilas?». Busca un apoyo, un norte, una mano tendida en un momento de dolor y desesperación pública y generalizada. La respuesta en el poema es un líder, un verdadero capitán: «¡Tecún Umán, Quetzalumán!». Nosotros bien podríamos relacionar a manera de metáfora: «¿A quién llamar con agua hasta la cintura?», y la contestación tendría que ser no en un poema, sino en un mensaje enunciado desde la voz autorizada del pueblo: «¡Alcaldes, acuérdense de los siguanes y de los drenajes porque otra vez, el invierno nos cerró la vuelta!».
Recordemos todos por favor, la naturaleza nunca perdona.
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[1] https://www.plazapublica.com.gt/content/alcaldes-acuerdense-de-los-siguanes
[2] Ibidem.
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